Las sopas de Antonia
Mamá, aparte de su belleza tenía otras muchas
cualidades.
Era inteligente, fuerte pero femenina, buen
ama de casa, y buena madre.
Era
lista, y solo le faltaban algunos centímetros de altura para ser la mujer perfecta.
Tenía una inteligencia innata y la
picardía que fue aprendiendo de la vida, - esta fue la que más le enseñó.
Fue una gran cocinera y a fuerza de trabajar consiguió un nivel muy
alto.
Siempre fueron admirados sus guisos y el negocio floreció con el
saber y sus toques en los platos.
Pero
hablábamos de las sopas.
Antonia decía
que después de un buen caldo, lo más importante era la forma de cortar el pan.
Este tenía una relevante importancia, Antonia era especialista en ello.
Para cortar el pan tenía un
cuchillo pequeño con la hoja muy fina. Y ella se daba maña de que las lascas se
cortasen siempre del mismo grosor. Era como si la hoja tuviese un tope, así se
lucia cada vez que hacia este menester.
Y siempre decía que según el
caldo, así era el grosor del pan. No era lo mismo unas sopas del caldo del
cocido,-estas siempre mucho más finas, el caldo era más espeso y esto ayudaba a
empapar el pan antes.
Las de tomates- al ser más
gruesas, admitían más caldo, eso sí, siempre del mismo grosor.
Estos recuerdos siguen latentes
en nuestra memoria, aunque no podamos saborear los ricos alimentos que ella
hacía.
Seguirán cosido a nosotros lo
mismo que las familias que se fueron.
Besos para todos.
14-7-2016 Joaqui.
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