A la sombra del naranjo
Ese que tantos
momentos nos acogió en sus sombras.
Allí estaba Antonia
sentada en el banco de piedra, pensativa y triste.
La mañana está fría,
y su corazón late mirando el ayer. Ese ayer que no volverá y con ello solo nos
quedan recuerdos, muchos buenos, otros regular.
De un soplo nos
quisiéramos trasladar a esos momentos familiares donde todo era reír, y soñar,
soñar con ese futuro que tanto labramos
y cuando llega, lo queremos cambiar. Por la juventud, la salud, la belleza ya
extinguida por los años, estas arrugas que por mucho que las flotes, siguen
intactas.
Antonia se queja de
que sus movimientos lentos, y recuerda. Y dice -cuando yo era pequeña los chichos
del barrio, nunca me alcanzaron en las carreras y ¡ahora! casi no puedo
caminar.
Cuando aprenderemos
a disfrutar del presente y tendremos el futuro ganado.
Antonia, vamos para
casa, Juan tarda y nos esta esperando Maria para desayunar. Está empezando a llover.
21-7-2016 Joaqui.
No hay comentarios:
Publicar un comentario