ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS DEL COLEGIO DE SAN
FRANCISCO
Estos relatos que pondré en unos días, son los que
me han publicado esta asociación
EL QUINTO MANDA MIENTO
Allá por los años 53, 55. A los niños en las
escuelas y la iglesia nos tenían acojo naos. El miedo que nos metieron en el
cuerpo, el demonio, el infierno, y sobre todo la carne, esta era intocable.
Hasta que punto, que recuerdo un día, me fui a
confesar, (con ocho o, nueve años) y empezó el sacerdote que cuales eran mis
pecado, no sabía por dónde empezar. Mi corta edad, no distinguía dichos males
que cometí, así el cura empezó a enumerar los diez manda miento, 1º amaras a
Dios sobre todas las cosas, así hasta que llegó al 5º, como no sabía que
contestar, le dije que sí, y se puso hecho una furia, yo no sabía si salir
corriendo o llorar.
Vamos a ver, a quien has matado tú. Bueno, (todo
esto bajito) el otro día cuando me puse las zapatillas, dentro había una
lagartija y con las mismas le di unos zapatillazos y la mate. Se guía
enfadadísimo, diciendo que los animales son Sagrados, y hay que dejarlos vivir.
Así hasta que terminó los Diez Mandamientos
escuchaba al sacerdote sin saber en qué había pecado. Me puso de penitencia, 15
días de misa con su correspondiente rosario, (que cumplí religiosamente).
Cuando salí de la iglesia, me vine contando los
hechos, ¿me decía? ¡Anda, como se ha puesto el cura, por una lagartija! Si le
llego a contar las cientos de cucarachas que matábamos mi hermana María y yo y
los ratones, no me deja de salir de la iglesia. Este trajín llevaba para mis
adentro, y como no podía decírselo al cura, aparqué estos crímenes para cuando
vinieran los misioneros, así para quedar limpia había que esperar un tiempo.
Estos curas
jóvenes no les importaban nuestros pecados, lo único que querían era que los
siguieras de madrugada, por toda la barriada y que cantásemos con ellos y con
esto consiguieron llenar las calles de tantos pecadores como íbamos en las
filas cantando.
Padre
Misionero no se vaya usted, que hay niños y niñas, que lloran por usted.
Era un alivio, por fin un cura que no le importaban
los crímenes del pasado.
06-08-2012 Joaquina Campón.
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