jueves, 29 de abril de 2021

El trabajo bien hecho Historias de Cornejo

                           Rematado el trabajo

 Al llegar a casa Emilio abre el portón dando un portazo. En el patio se encuentra su tesoro “su niña chica” Rosa, a su corta edad quiere al hombre que, de tarde en tarde, aparece cargado de regalos.

 A Sabina, su madre, le cambiaba el color de  su cara al verlo, pero era el padre de su hija y soportaba la visita.

No suele quedarse mucho tiempo, mientras besaba a Rosa, ella seguía cavando su huerto. Tiene el trabajo casi terminado. Ahora el tiempo de sembrar las patatas.

Cuando Emilio sale de casa cierra la puerta con un gran estruendo la puerta, Sabina respira al oír el golpe.

 Días después vuelve acompañado de una joven. Al entrar le dice. a su esposa  «Esta mujer vivirá en casa hasta que encuentre trabajo, su nombre es Noelia».

Sabina la mira comprobando que es una chica joven, y morena, altas y guapas, sus ropas nuevas y de confección son exquisitas. No dejó de cavar hasta ver bien hondo el terreno. Sabina al terminar, se acerca a ella y le dice, «venga conmigo, le enseñaré su habitación».

 Se trata de una estancia que se encuentra saliendo al patio a la derecha. Le enseña el cuarto diciendo. «En ese armario encontrará unas mantas; y la cocina, ya la verá». Y se marcha a seguir con su tarea.

Noelia duerme toda la noche, y al despuntar el alba se dirige a la concina; donde se encuentra Sabina preparando el desayuno. «Buenos días, ¿Puedo tomar un café?» pregunta Noelia.

—Claro, ahí está, en ese puchero.

—Écheme un tazón, con poca leche y tres cucharadas de azúcar. —Sabina la mira y ve que está sentada esperando que le sirvan, y por ser el primer día, le acerca el tazón y un trozo de pan.

— ¿No hay dulces?, Le pregunta.

 — No, solo pan.

— ¿Sabe donde está Emilio?

 —No, esperaba que lo dijese Ud. Una vez que acabó el café, Noelia coge su bolso y  se marcha a recorrer el pueblo.

Van pasando los días y Sabina a sus tareas y él impulso huésped viviendo la vida sin dar golpe.

Una noche Emilio, se despide y dice, «Volveré cuando termine unos asuntos que tengo pendientes.

Pasadas unas semanas vuelve y no encuentra a Noelia, le pide explicaciones a su mujer.

 —No sé, se marcó a los pocos días de marcharte y no ha regresado.

 —Contesta Sabina — ¡Se ha marchado sin su bolso y toda su ropa! ¡Mira si es extraño!

—Cuando vuelva, le preguntas.

— ¿Has terminado de sembrar las patatar?

—No, tengo solo un surco, el más hondo, lo tengo que rematar.

 — Es hora de la cenar, come, antes de que se enfrié. Le dice Sabina.

Sabina por la mañana, termina de rematar la tierra. Nada le produce más felicidad que un trabajo bien hecho.

     A madia mañana se prepara con su nuevo vestuario y con el bolso nuevo a pasea por el pueblo de la mano de su hija.

                                                                                         Joaquina Campón.

 

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