Domingo de campo
Una escapada al campo y aprovechar el encierro al que estamos sometidos. Nos hemos reunido; parte de la familia.
Después de dar unos paseos al aire libre y disfrutar del sol.
La mesa es el momento de saborear unos pincho y rematado con huevos fritos con patatas. Y de postre, unas deliciosas Torrijas.
Cani “el perro” no ha dejado de corretear y ladrar a sus amigas las gallinas, ¡Qué, poco caso le han hecho, al separarlos una alambrada! Ha corrido detrás de los pájaros que han bajado a buscar alimento.
Al caer la tarde los visitantes emprenden su marcha despidiéndose de los que allí quedamos.
Se dirigen a su automóvil llamando a Cani. En ese momento Cani se pone a mi lado mirando a sus dueños y dejándolos marchar. Sin ninguna intención de seguirlos.
Lo llaman una y otra vez y él los mira sin mover un solo músculos. Ojea el campo, pero sigue quieto sin seguir a sus dueños.
Todos reímos antes la reacción del animal, al ver que tiene que dejar el espacio natural que tanto le ha aportado a su libertad.
Tiene que ir a su hogar donde se reduce a su caseta y su colchón y el encierro en casa.
Pobre Cani, solo ha subido al coche en brazos de su dueño, él fue incapaz de moverse.
Joaquina Campón.
Domingo de campo
Una escapada al campo y aprovechar el encierro al que estamos sometidos. Nos hemos reunido; parte de la familia.
Después de dar unos paseos al aire libre y disfrutar del sol.
La mesa es el momento de saborear unos pincho y rematado con huevos fritos con patatas. Y de postre, unas deliciosas Torrijas.
Cani “el perro” no ha dejado de corretear y ladrar a sus amigas las gallinas, ¡Qué, poco caso le han hecho, al separarlos una alambrada! Ha corrido detrás de los pájaros que han bajado a buscar alimento.
Al caer la tarde los visitantes emprenden su marcha despidiéndose de los que allí quedamos.
Se dirigen a su automóvil llamando a Cani. En ese momento Cani se pone a mi lado mirando a sus dueños y dejándolos marchar. Sin ninguna intención de seguirlos.
Lo llaman una y otra vez y él los mira sin mover un solo músculos. Ojea el campo, pero sigue quieto sin seguir a sus dueños.
Todos reímos antes la reacción del animal, al ver que tiene que dejar el espacio natural que tanto le ha aportado a su libertad.
Tiene que ir a su hogar donde se reduce a su caseta y su colchón y el encierro en casa.
Pobre Cani, solo ha subido al coche en brazos de su dueño, él fue incapaz de moverse.
Joaquina Campón.
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