jueves, 15 de abril de 2021

Saben más que nosotros

Historias de Cornejo

 

Historias de Cornejo

 

Domingo de campo

Una escapada al campo y aprovechar el encierro al que estamos sometidos. Nos hemos reunido; parte de la familia.

Después de dar unos paseos al aire libre y disfrutar del sol.

La mesa es el momento de saborear unos pincho y rematado con huevos fritos con patatas. Y de postre, unas deliciosas Torrijas.

Cani “el perro” no ha dejado de corretear y ladrar a sus amigas las gallinas, ¡Qué, poco caso le han hecho, al separarlos una alambrada! Ha corrido detrás de los pájaros que han bajado a buscar alimento.

Al caer la tarde los visitantes emprenden su marcha despidiéndose de los que allí quedamos.

Se dirigen a su automóvil llamando a Cani. En ese momento Cani se pone a mi lado mirando a sus dueños y dejándolos marchar. Sin ninguna intención de seguirlos.

Lo llaman una y otra vez y él los mira sin mover un solo músculos. Ojea el campo, pero sigue quieto sin seguir a sus dueños.

Todos reímos antes la reacción del animal, al ver que tiene que dejar el espacio natural que tanto le ha aportado a su libertad.

Tiene que ir a su hogar donde se reduce a su caseta y su colchón y el encierro en casa.

Pobre  Cani, solo ha subido al coche en brazos de su dueño, él fue incapaz de moverse.

                                     Joaquina Campón.

Domingo de campo

Una escapada al campo y aprovechar el encierro al que estamos sometidos. Nos hemos reunido; parte de la familia.

Después de dar unos paseos al aire libre y disfrutar del sol.

La mesa es el momento de saborear unos pincho y rematado con huevos fritos con patatas. Y de postre, unas deliciosas Torrijas.

Cani “el perro” no ha dejado de corretear y ladrar a sus amigas las gallinas, ¡Qué, poco caso le han hecho, al separarlos una alambrada! Ha corrido detrás de los pájaros que han bajado a buscar alimento.

Al caer la tarde los visitantes emprenden su marcha despidiéndose de los que allí quedamos.

Se dirigen a su automóvil llamando a Cani. En ese momento Cani se pone a mi lado mirando a sus dueños y dejándolos marchar. Sin ninguna intención de seguirlos.

Lo llaman una y otra vez y él los mira sin mover un solo músculos. Ojea el campo, pero sigue quieto sin seguir a sus dueños.

Todos reímos antes la reacción del animal, al ver que tiene que dejar el espacio natural que tanto le ha aportado a su libertad.

Tiene que ir a su hogar donde se reduce a su caseta y su colchón y el encierro en casa.

Pobre  Cani, solo ha subido al coche en brazos de su dueño, él fue incapaz de moverse.

                                     Joaquina Campón.

 

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