Historias de Cornejo
Del más allá
Los días se sucedían dando saltos sin cambios aparentes.
La noche arrulla en su manto a la ciudad.
Convirtiendo las sombras en figuras andantes, medra a todo lo que se mueve.
Un hombre camina deprisa e intenta llegar al lugar del destino.
Aligera el paso y escucha tañidos musicales que parecen risas intermitentes.
No quiere mirar y lo único que desea es llegar cuanto antes.
Entre los sonidos oye su nombre, esto le aterra y aligera el paso.
— Fabián no corras, hoy vengo a cobrar el debito del cual fuiste cómplice de mi ruina.
¡Espera, no tengas miedo! Yo, fui un hermano bueno, y lo que me llevó a la muerte fueron vuestras malas fechorías, Así me pagasteis los años de sacrificios trabados para toda la familia.
Fabián reconoce la voz de su hermano Julio, y se echa a temblar.
Julio lleva años en el Camposanto. Y en estos momentos no entiende que después de tanto tiempo venga a cobrar.
— Sí, llevo el apellido de madre, ¡ya que tu padre no quiso darme el suyo!
Pero, después de tantos años; allí, de donde vengo.
Tengo mucho tiempo en que pensar y ahora quiero que me deis los apellidos y la parte de la hacienda que me pertenece.
¡Bueno, a mí no! Dentro de unos días veras a mi hijo Juan, él es el que recibirá todo. Ahora te dejo, volveré.
Joaquina Campón
No hay comentarios:
Publicar un comentario