Un día más sentada en la masa camilla. Al
cuaderno le doy vueltas y el lápiz no encaja en mis dedos.
Hago el esfuerzo de sujetarlo, y por fin
escribo cuatro palabras, todas sueltas y sin orden. Por la cabeza runrunean
tantas frases sueltas. Del pasado, del presente, y no sé cuál será la
correcta para seguir. Pero, lo que queda claro, es qué. Todo el mundo
habla que hay que hablar de las cosas vividas, pero, las verdaderas. Ahí, es
donde entra el dilema, si dices la verdad, malo, paro sino la dices, también, a
ver como se guisa esto.
La verdad, duele. ¡Al mundo!, qué le importa
tu vida, pero se ve que el mundo está pendiente de tus paso, ¡y, no para
aplaudir!, al contrario, ellos solo quieren información para sacar los errores
de tus antepasado y con ellos llegar a la conclusión, ¿de qué se presume?, si
en los años de la niñez, eras pobre.
Y pregunto ¿Cuántos eran ricos en los
años 1940? Bueno las preguntas está tirada, cada uno conteste la suya.
31-1-2017-
Joaqui.
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