Por qué tuvo que
llegar. Te esperé toda la noche tú en el bar con el grupo de amigos. El niño
enfermo llovía torrencialmente. El médico no hizo su aparición, las horas
fueron eternas. Se iba y lo único que podía hacer era
abrazarlo.
Al llegar la
mañana él se había marchado, su viaje sería largo y mi pena la arrastraría.
Por la mañana
sonaron unos golpes en la puerta, al abrir te encontré tirado en el suelo,
borracho, ¡cómo de costumbre! volví a cerrar, allí no te quería, deseé tanto tu
presencia en la horas criticas, Paolo te llamaba constantemente y su papá no
apareció.
Ahora, no necesito
a nadie, mí dolor no tiene cura.
Vete, vete lejos,
cuanto más mejor, y no llores, hay que estar en el sitio adecuado con los tuyos
y dejar a los amigos, esos que solo quieren tú dinero, sí, tú dinero y mañana
se reirán ¡cómo siempre!
El pueblo me viene
pequeño y poner tierra por medio es lo mejor.
En cualquier
rincón del mundo encontraré consuelo abrazada a mis recuerdos.
20-3-2018 Joaqui.
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