Parada en la
playa, de ella solo quedan cuatro traviesas carcomidas. Allí entre esas ruinas
dejaste tu vida, tus recuerdos aún perduran. Las redes hechas jirones ¡Si las
vieras ahora! Pero, tú entraste en
contacto con el mar, aquel día lejano en el tiempo.
Aquella
noche que por buscar el sustento familiar, la tormenta arreció y tus brazos
fueron más débiles que el viento y la mar.
Llamabas a voces a tu amada, ella estaba con
otro. Tú voz llego a sus oídos. Corrió a
la playa, no había nada; encontró la barca chocando con las rocas,
destrozándose a pedazo como vuestras vida. Tú voz se oía a gritos con el ansia
de no deja la vida.
Se fue
apagando lentamente. Entraste en el mundo del silencio, silencio. Desde allí en la lejanía observas a Magda.
Marga, todas las noches te busca recorriendo la
playa.
Sus lágrimas son cada vez más amarga.
Pero todas las noches tú voz sale del mar, llamando
a Marga, es lo único que le queda, escuchar su nombre de tus labios.
Así estará hasta el nuevo encuentro.
18-4-2017 Joaqui.
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