sábado, 3 de septiembre de 2016

Sábado 23-7-2016



Sábado 23-7-2016
Tarde sábado, sentada en el comedor familiar, esperando que pase el calor y poder salir a respiras un poco ¡si es que se puede!  Allí en la pared observo la foto de la boda de hace cuarenta y nueve años.
Está llena de recuerdos de ella se enhebra la vida que hemos recorrido al lado de estos hijos maravillo sos que nacieron del amor.
Esos hijos que nunca nos han exigido nada. Ni vacaciones, ni marcas de ropa. Con su conformidad ayudaron al control de la economía.
¡Vacaciones! ¡Pocas! Y las que hubo, siempre al amparo de la familia, Sí, ya sé que no siempre han sido del agrado de ambos, pero espero que después de los años todo se vera de un modo distinto.
Gracia a ellos nos pasábamos unos días en la playa.
Lo foto trae días de felicidad y también de sacrificios. El sueldo, suficiente.
Pero navegamos cogidos de la mano y gracias al amor compartido seguimos navegando.
La foto nos muestra esos cuerpos erguidos y sin las curvas de hoy.
El día de la boda todo brillaba no teníamos más que ilusión, y unas ganas locas  de salir y vivir una vida nueva fuera del yugo de nuestros padres.
Esa vida que hemos forjado e intentado que todo funcione.
Hemos tenido momentos difíciles pero lo hemos solucionando gracias a la paciencia de ambos.
Recuerdo que la foto había que llevársela, primero a la suegra, sino ya la teníamos lía.  ¡Esa foto que lleva colgada tantos años!  Y conservada como oro en paño ¿Y, ahora, qué hago con ellas? ¡Los hijos! Eso ya no se lleva, y me encuentro con tres grandes fotos que se quemarán el día de mi muerte. ¡Los comprendo! Sí, no tenemos esos pueblos de los abuelos donde se almacenan los recuerdos sin que estorben.
Cada vez se reducen más los pisos y en los trasteros no caben los recuerdos del pasado.
Lo mismos que con los viejos, En el pasado (años cuarenta) con sueldos de cuatros pesetas diarias, sí, cuatro pesetas, los viejos tenían un hueco, donde fuera, pero al lado de la familia.
La abuela María (madre de papá) se acostaba en una colchoneta en el suelo, pero la abuela era feliz al lado de los suyos. Hoy las personas se han ido descariñando ahora todo estorba.
El otro día fui a ver a un familiar e iba contenta por poder estar un rato hablando y ¡pensaba! tomaré un café.  Mi sorpresa fue. Ella al verme me dijo, ¿adónde vas? pensaba que iba a ser bien recibida y con su actitud medí la vuelta y camine vagando por la calle… 
                                              30-8-2016 Joaqui.

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