Sábado 23-7-2016
Tarde sábado, sentada en el comedor familiar, esperando
que pase el calor y poder salir a respiras un poco ¡si es que se puede! Allí en la pared observo la foto de la boda
de hace cuarenta y nueve años.
Está llena de recuerdos de ella se enhebra la vida que
hemos recorrido al lado de estos hijos maravillo sos que nacieron del amor.
Esos hijos que nunca nos han exigido nada. Ni
vacaciones, ni marcas de ropa. Con su conformidad ayudaron al control de la
economía.
¡Vacaciones! ¡Pocas! Y las que hubo, siempre al amparo
de la familia, Sí, ya sé que no siempre han sido del agrado de ambos, pero
espero que después de los años todo se vera de un modo distinto.
Gracia a ellos nos pasábamos unos días en la playa.
Lo foto trae días de felicidad y también de sacrificios.
El sueldo, suficiente.
Pero navegamos cogidos de la mano y gracias al amor
compartido seguimos navegando.
La foto nos muestra esos cuerpos erguidos y sin las
curvas de hoy.
El día de la boda todo brillaba no teníamos más que
ilusión, y unas ganas locas de salir y
vivir una vida nueva fuera del yugo de nuestros padres.
Esa vida que hemos forjado e intentado que todo
funcione.
Hemos tenido momentos difíciles pero lo hemos
solucionando gracias a la paciencia de ambos.
Recuerdo que la foto había que llevársela, primero a
la suegra, sino ya la teníamos lía. ¡Esa
foto que lleva colgada tantos años! Y
conservada como oro en paño ¿Y, ahora, qué hago con ellas? ¡Los hijos! Eso ya
no se lleva, y me encuentro con tres grandes fotos que se quemarán el día de mi
muerte. ¡Los comprendo! Sí, no tenemos esos pueblos de los abuelos donde se
almacenan los recuerdos sin que estorben.
Cada vez se reducen más los pisos y en los trasteros
no caben los recuerdos del pasado.
Lo mismos que con los viejos, En el pasado (años cuarenta)
con sueldos de cuatros pesetas diarias, sí, cuatro pesetas, los viejos tenían
un hueco, donde fuera, pero al lado de la familia.
La abuela María (madre de papá) se acostaba en una
colchoneta en el suelo, pero la abuela era feliz al lado de los suyos. Hoy las
personas se han ido descariñando ahora todo estorba.
El otro día fui a ver a un familiar e iba contenta por
poder estar un rato hablando y ¡pensaba! tomaré un café. Mi sorpresa fue. Ella al verme me dijo, ¿adónde
vas? pensaba que iba a ser bien recibida y con su actitud medí la vuelta y camine
vagando por la calle…
30-8-2016 Joaqui.
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