Pabellón número 7
Allí reposan tranquilo
lejos del bullicio del mundo.
En las horas de sol, las
tumbas agradecen que el Astro Rey descongele la manta que los cubre, las noches
son frisa y algunos se fueron con lo puesto.
Cruces viejas, flores
esparcidas por doquier, todo fuera de su sitio.
Nicho 200, 300, así siguen
en la hilera del suelo. Solo en las cruces las inscripciones y algún que otro
nombre.
Paseando y contemplando ese
lugar esos recovecos olvidados de los que aquí quedamos, la muestra se observa
en el mal estado de conservación.
Tropecé con algo que me
llamó la atención, pinchada en la tierra
se encontraba una rosa blanca y reluciente, sus pétalos llenos de rocío y en el
tallo pinchado en un espino, una nota escrita. Miré alrededor buscando encontrar
al autor, no vi a nadie.
Seguir mi camino sin dejar
de mirar la flor, la rosa seguía cambiando el movimiento en la misma disección
que yo me movía, y decidí coger la nota. En ella se encontraba escrito.
Gracias por leer esta nota. Mi deseo es que la
lleve a la tumba nº 4, pabellón nº 7, allí descansa mi madre, cuando murió no pude estar a su lado.
Le quedo muy agradecido.
De paso leda un beso y le
dice que siempre la quise, aunque nunca se lo dijera.
9-07-2014 Joaquina.
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