La libertad
No sé porque iban llorando me sentía bien. Era la única contenta entre
tanto tumulto. Por más que les comunicaba que estaba bien, nadie me escuchaba.
Entraron despacio, Cuando me soltaron mis ansias de libertad volaron
con migo.
Nunca me sentí más libre, libre de cuerpo y alma. Allí no tenía que dar
cuenta de mi vida.
Recorrí las calles, los campos ¡era todo tan hermoso! en la esquina
donde viven esos dos hermano, ¿Hermanos de qué? No se puede llamar hermano a
alguien que vez de muy tarde, en tarde. Para mí hermano puede ser el vecino que
al salir del ascensor te saluda cada mañana, con una amplia sonrisa y se
preocupa si has descansado esa noche.
Esos hermanos que partieron de la nada, ahora tienen algo de tierra y
un poco de calderilla para vivir.
Trabajan de sol a sol, y sus ansias de poseer no les ha dejado de vivir.
A los dos los cogí de la mano e intenté su unión, su orgullo fue más
fuerte.
Volé, recorriendo y buscando la compresión del tiempo pasado.
Amor desinteresado era lo único que pude encontrar.
Al fondo, al final de la calle
me estaba esperando, al llegar a su altura nos dimos las manos, para caminar en
el tiempo sin que nadie rompa la
hermosura del mañana.
El sendero era largo y muy
hermoso.
22-04- 2014-
Joaqui.
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