Cuántos días negros
tenemos.
Esta mañana ha sido la oscuridad de mi ánimo la que
me ha hacho pensar en ello.
Hubiera querido que fuera un día alegre, pero que
va, la tormenta está pululando desde hace días. Por más que manoteo para quitar
la telaraña, más grande cuelga a mí alrededor.
Esto es pesado, por no saber cómo acertar y que
esta situación no llegue. Se me escapa de las manos, y no consigo la harmonía
que busco con tanto énfasis. La vida no es lo que uno piensa o, quiere, la vida
va por un lado y tu mente por otro. Sobre todo tus deseos. A veces estos
pensamientos míos, pertenecen a niños, niños pequeños esperando algo imposible.
Pues cuando miras a tu lado, observas que el resto de los humanos no sonríen.
Al contrario, el silencio es la tónica de todos.
Empieza la mañana, y las obligaciones se ocupan de
ti, Mejor dicho, tú te ocupas de las tareas diarias. En ellas viertes el
tiempo, pero sin ninguna satisfacción. Porque todos los días son iguales, y el
aburrimiento entra a meter la pata. No hay días distintos. Claro que quizás yo
espero mucho de la vida, y es ahí donde está mi fallo. No me conformo con
esperar, ¿Esperar a qué? ¿Cuánto tiempo hay que estar esperando? Mi exigencia
no estará satisfecha, porque lo que busco no existe.
O1-08-2013 Joaquina.
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