lunes, 30 de abril de 2018

Pensamientos



  
Espera, no estoy preparada, ¡tú sabes todo lo qué me queda por hacer! No, no puedo irme, tengo las mesas llenas de escritos, y algunos, ¡bastantes! sin terminar. Los días son muy cortos y la mente no para de dar órdenes. Es imposible seguir el ritmo de ella.
Pero no quiero que vayas a por otra. Déjame unos cuantos años y te prometo que para entonces, habré acabado. ¡No ves, todos lo que tengo ahí fuera! fuera, pero cerca de mi corazón, y ellos no entenderían que me apagase.
¡Espérate! ¡Qué prisa tienes! ¡No ves!, mi trabajo, eso es lo que hago, ¡No creas que es un lujo! Este trabajo lleva tiempo, y a veces da pocas satisfacciones. Diría que ninguna. Los que te leen callan lo malo del texto. Y los que saben que en ellos hay algo bueno te rechazan. Sí, sí, te rechazan porque te falta el pergamino puesto en la pared. Ese pergamino que dan unos señores, que a mí no me han visto nunca. ¡Claro cómo me van a dar algo, si no me conocen!
Para ellos soy algo extraño, salido de no sé dónde. Ellos solo ven  y comparten temas con sus amigos.
Me gustaría que algún valiente se olvidase de las normas establecidas y que empezase a abrir el círculo para lo que por circunstancias varias no pudimos terminar los que ellos quieren.
Así iré caminando años tras años. Pero ahora deja, a ver si sale alguno que quiera coger mi mano y me acerque a todos esos que colgaron el papel que me falta.
En ese momento que abran temas, y empecemos a conocer el por qué del rechazo.
Aunque intuyo el motivo, no soy tonta. Esos círculos se cierran para todo el personal que no tienen lo que ellos. Sé que no todo el que se acerca, puede acceder  al círculo de ¡tantas celebridades! Y juntas, lo que las hace  superiores. Pero seguiré con mis cosas, a ver si algún día encuentro alguien que me desengañe o que me diga, ¡Anda, ya está bien!
Te van mejor las labores que allí, no tienes que demostrar nada, como recompensa, aparte de desarrollar lo que aprendiste, no necesitas ningún pergamino.

viernes, 20 de abril de 2018

Anda deja eso



No sabes que ese camino no favorece la convivencia. Tenemos menos tiempo de  vida y te entretienes en cosas del pasado, ¡para qué! Deberías de salir y ver cómo va el mundo, este ¡ha corrido tanto!, desde que tú no sale de entre estas paredes. No pienses que te estoy engañando, solo quiero que salgamos a ver. No me importa el qué, solo quiero que vivamos algo más antes de partir el último viaje.
Mira te he traído estos folletos de viajes, ¡échales un vistazo!, haber que te parece.
–Muy mal, estos hoteles son  para personas que solo pasan el día pensando en comer. ¿Por qué tengo que salir de mi casa, si aquí lo tengo todo gratis y me evito el camino?, ¡que, a saber, que te depara en él con tanto loco en las carreteras! Tienes razón, las carreteras están cargadas de locos, pero también hay gentes buenas y responsables. Gracias a ellos se evitan muchos accidentes.
Pasado unos días, Soledad se encuentra haciendo las maletas, ha llamado a Constantino y le comenta.
Mira Constantino, tú no tienes ganas de ir a ninguna parte, pero  yo sí. Por eso te he dejado que eligieses un destino, ¡cualquiera! El caso era pasar unos días en algún hotel sin las obligaciones del ama de casa. Llevo encerrada en estas cuatro paredes cincuenta años, creo que merezco conocer algo de lo que cuentan mis amigas. ¡Sí me equivoco! ¡No importa!, eso dará pies para rectificar en el futuro. Te llamare cuando llegue.
 Tú verás, cuando no esté, a lo mejor valoras las cosas de otra manera.
No te preocupes por mí, me voy con una pandilla del pueblo, ellas conocen el terreno.

Pasaban los días y Constantino empezaba a echar de menos, hasta las discusiones de su esposa.
Al cavo de una semana se presentó en casa y saludando al marido le pregunta.
¿Cómo te ha ido? Constantino no entendía la actitud de ella. Soledad empezó a contar todo la que se vive saliendo fuera del pueblo y las maravillas que dejaremos de ver, sino aprovechamos ahora, luego, será tarde.
                                                         19-7-2017   Joaqui

miércoles, 4 de abril de 2018

Tres de la madrugada.



Las campanas suenan el sonido es estremecedor, el pueblo va despertando. Los vecinos corren a la puerta del Ayuntamiento, allí se reunen cada vez que hay una desgracia y se suelen comunicar a través las campanas.
El alcalde llega casi sin vestir y el resto de los vecinos aligeran para ayudar. Todos reunidos mirando a ver quien daban información del asunto.
Todos esperaban que hablase el alcalde, pero él esperaba que los demás dijesen algo sobre el asunto.
¿Quién ha tocado las campanas? Todos se miran nadie habla, nadie sabe nada del asunto. Después de mucho de batir deciden ir a ver el campanario. Allí no había nadie, se miran asombrados y rebuscan por todas partes.
Cansados bajan y reunidos deciden volver a sus casas.
Al salir un tambor suena en  lo alto de la torre, se oye   unas risas que resuenan en todo el pueblo. Se miran y todos coinciden que de día las cosas se ven mejor.
Las risas siguen.
                                                   3-4-2018  Joaqui.

martes, 3 de abril de 2018

Apaga



¿Apaga esa luz no quiero ver la pobreza que rodea este cuarto? Cuarto pequeño un catre deformado y viejo en el rincón de la sala, dos sillas y un triste cajón que cogí de la basura en él, apoyo el único cuenco que tenemos para comer. La sartén que nos dio la abuela María, ¡y para desgracia! la colchoneta la segunda cama para nosotros  que tirada en el suelo nos sirve para descansar, con esas mantas raídas y viejas como las penas del mundo, con  ella se cubre el cuerpo de la niña. Tose por las noches, no sé si es de frío o que la enfermedad se la lleva.
Noches amargas que lleva su corta vida y nosotros con esta angustia.
Llaman a la puerta, ¡espera no abras! deja que pase la noche.
                                                                                                                              2-4-2018   Joaqui.

lunes, 2 de abril de 2018

Cuando llega la noche



Cuando llega la noche la mente viene cargada de todo lo que has vivido durante el tiempo que ha durado el sol.
Las has gravado en el fondo del pensamiento. En la madrugada, las vas desgranando y desgraciadamente no todas son relajantes ¡al contrario!, algunas son negras como la noche sin luna, en ella vas arrastrando las cadenas que nos atan  al mundo.
Nosotros no hemos elegido venir. Una vez aquí siempre lo han pintado bonito será porque respiramos y nuestros ojo nos demuestran las bellezas del entorno.
¡Pero! Nunca faltan las penas cercanas esas que llevamos atadas a la vida familiar y por mucho que las quieras borrar siempre quedan rastros.
Las salidas triunfantes están lejos, muy lejos.
                                        
                                                             2-4-2018 Joaqui.