viernes, 12 de enero de 2018

El gato Manolo




Manolo, para su desgracia, nació de un color  distinto al de los suyos, Él nació de un color  verde claro con toques rojizos, y con una luminosidad brillante. A su paso por las calles era la admiración de todos. Pero la familia no aceptaba a un miembro que no fuera igual que ellos, por ello no era aceptado por la familia.
La familia no tenía trato con él. A la hora de la comida siempre le echaban aparte. Su color, sin saber el por qué, le apartó del resto de los demás. Su madre se negaba a darle el pecho como al resto de los hermanos. Una noche quiso dormir en su cama y no lo dejaron.
Su cama estaba cerca de la chimenea. Desde ese lugar veía dormir a su mamá.  Su mamá rechazando al hijo, puso un cajón delante de su cama para no verlo.  Manolo lloró acurrucado en el descanso de la escalera, Pensó ¿me iré con los mulos a la cuadra? Al llegar Rosita “la burra Mayor” le empujó fuera de la cuadra. Esa noche llovía y fuera hacía frío. Manolo agachó las orejas y salió a la calle. Allí se encontró con Cándido, un operario de la finca. Cándido intentó acariciarlo, y Manolo que no estaba acostumbrado a mimos, salió corriendo y subió al árbol donde se refugiaba Constancio. Constancio era el hijo de un señor que llevaba viandas al cortijo, y mientras el padre descargaba las viandas, él  subía al árbol a jugar.
Cuando bajaba siempre decía lo mismo. -Desde allí todo es bello.
 Desde ese día solo bajaba a comer las sobras  que dejaban sus hermanos.
Un día pasó un carro de unos titiriteros y al verlo tan bello se lo llevaron. La madre quedó encantada de su marcha. En la ciudad lo vendieron a una compañía de teatro. Y en las funciones, le tenían un sitio reservado en el escenario. Lo lucían en un sillón de color negro y en el sillón colocaban un mantón de manila blanco, bordado en colores vivos. Este puesto en mitad del sillón colgado y luciendo gran parte del los bordados. Para los espectadores era un lujo ver a Manolo entre el colorido y dominando su color verde. 
Al cabo de unos años Manolo volvió a casa. Esta vez era distinto. Se presentó con los bolsillos llenos de dinero.
La madre al ver dicho cambio, llamó a los hermanos, y abrazando al hijo. Le agarró entrándolo en casa.
Manolo se aparto de su madre, y le dijo. No he venido por ti, tú nunca me quisiste y nunca recibí una sola caricia. Me hiciste mucho daño y no soy el culpable de mí color. Vengo a demostraros que  el color de los que pisamos la tierra, nada tiene que ver con uno mismo. Nacemos distintos por capricho de la naturaleza y debemos de ser querido y aceptados por los demás.
 Salió de su antigua morada muy triste. Le hubiera gustado que su vida  hubiera transcurrido distinta
Así son las familias, como no seas como ellos, te apartan sin tener en cuenta el daño que hacen.
                     22-8-2017  Joaqui.

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