Manolo, para su desgracia, nació de un color
distinto al de los suyos, Él nació de un
color verde claro con toques rojizos, y
con una luminosidad brillante. A su paso por las calles era la admiración de
todos. Pero la familia no aceptaba a un miembro que no fuera igual que ellos,
por ello no era aceptado por la familia.
La familia no tenía trato con él. A la hora
de la comida siempre le echaban aparte. Su color, sin saber el por qué, le apartó
del resto de los demás. Su madre se negaba a darle el pecho como al resto de los
hermanos. Una noche quiso dormir en su cama y no lo dejaron.
Su cama estaba cerca de la chimenea. Desde
ese lugar veía dormir a su mamá. Su mamá
rechazando al hijo, puso un cajón delante de su cama para no verlo. Manolo lloró acurrucado en el descanso de la
escalera, Pensó ¿me iré con los mulos a la cuadra? Al llegar Rosita “la burra
Mayor” le empujó fuera de la cuadra. Esa noche llovía y fuera hacía frío.
Manolo agachó las orejas y salió a la calle. Allí se encontró con Cándido, un
operario de la finca. Cándido intentó acariciarlo, y Manolo que no estaba
acostumbrado a mimos, salió corriendo y subió al árbol donde se refugiaba
Constancio. Constancio era el hijo de un señor que llevaba viandas al cortijo,
y mientras el padre descargaba las viandas, él
subía al árbol a jugar.
Cuando bajaba siempre decía lo mismo. -Desde
allí todo es bello.
Desde
ese día solo bajaba a comer las sobras que dejaban sus hermanos.
Un día pasó un carro de unos titiriteros y
al verlo tan bello se lo llevaron. La madre quedó encantada de su marcha. En la
ciudad lo vendieron a una compañía de teatro. Y en las funciones, le tenían un
sitio reservado en el escenario. Lo lucían en un sillón de color negro y en el
sillón colocaban un mantón de manila blanco, bordado en colores vivos. Este
puesto en mitad del sillón colgado y luciendo gran parte del los bordados. Para
los espectadores era un lujo ver a Manolo entre el colorido y dominando su
color verde.
Al cabo de unos años Manolo volvió a casa.
Esta vez era distinto. Se presentó con los bolsillos llenos de dinero.
La madre al ver dicho cambio, llamó a los
hermanos, y abrazando al hijo. Le agarró entrándolo en casa.
Manolo se aparto de su madre, y le dijo. No
he venido por ti, tú nunca me quisiste y nunca recibí una sola caricia. Me
hiciste mucho daño y no soy el culpable de mí color. Vengo a demostraros
que el color de los que pisamos la
tierra, nada tiene que ver con uno mismo. Nacemos distintos por capricho de la
naturaleza y debemos de ser querido y aceptados por los demás.
Salió
de su antigua morada muy triste. Le hubiera gustado que su vida hubiera transcurrido distinta
Así son las familias, como no seas como
ellos, te apartan sin tener en cuenta el daño que hacen.
22-8-2017 Joaqui.
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