lunes, 25 de septiembre de 2017

Recuerdos del pasado





Salí de casa muy enfadado los amigos me esperaban para jugar la partida. El Dominó, mi juego favorito. Me enreda y apasiona, pero siempre pierdo. Con ello tengo que recurrir al dinero que me asigna mi esposa. Ella es la caja fuerte de la economía.
Me casé con ella por dinero, nunca la quise. ¡Ella! ¡No sé! quizás en los primeros años. Después dudo que entre los dos haya habido algo más que comedia social. Pasar los años al lado de alguien que no quieres es penoso para ambos.
Salí en busca de los amigos, la tarde estaba barruntando tormenta. Seguí hasta llegar a la estación, al llegar estaban todos sentados en sus sillas esperando vaciarme los bolsillo, ¡Como hacían siempre! Me senté en el rincón acostumbrado pedí un café. 
Desde allí se divisaba las ruinas de lo que fue una gran estación del ferrocarril, repleta de viajeros. Unos, con sus maletas llenas de ilusiones y  en el  pensamiento los deseos de volver a su tierra con ellas llenas. Poco llevaron el ella, pero más triste es ver lo que viene.
La mayoría, no han vuelto, los otros echaron raíces y la vida los tiene presos. A solas lloran y maldicen en la hora que salieron de sus campos en busca de una vida mejor. Esto les cuesta reconocer.
La estación  ennegrecida por el abandono de todos.
Las ventanas rotas, los suelos, puertas y las paredes tristes y oscuras, esperando que alguien se apiade de ella…
Los alrededores llenos de maleza, los rieles oxidados por el poco rodar de los trenes. En su tiempo de esplendor, las madres llevaban a los niños a merendar en el parque que acondicionaron, en un lateral de la estación. Los niños disfrutaban a la vez que la estación brillaba con los niños correteando por los jardines y visitando el zoológico.

En ese momento entró Álvaro, uno que volvió de recorrer el mundo, y al llegar al pueblo, se encontró sin familia y más pobre que cuando se fue.
En la maleta trajo recortes de periódicos que acumuló con noticias de su tierra. Álvaro vendió todo antes de irse. Hoy vive de lo que cosecha en un huerto arrendado.  El no ha vuelto a sonreír, la tristeza lo llevará al más allá.
                              25-9-2017    Joaqui.

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