Me persigue y,
mira si intento no acordarme, pero ella, erre que, erre.
No sé quien tiene
la culpa. Me gustaría no saber nada de ella hasta que llegase el momento. En
realidad, es la única vez que la tendré cerca. En ese momento es cuando nos
debieran de avisar. Oyes, está aquí, venga, te marchas y sin decir nada caminas
de su mano a donde te quiera llevar.
Ya no eres tú es
ella. Para qué penar tanto si al final, es ella la que manda.
La odio, ¡tengo
tanto trabajo! Y me gustaría ser yo la que eligiese el día y la hora. Sobre
todo para llevarle la contraria. Ya veremos, solo hay que esperar.
Pero no agobies
deja descansar.
25-7-2017.
Joaqui.
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