Un día
más Juan y Antonia estaban inmersos en
sus tareas. De pronto un murmullo se escuchaba en la calle. Al mismo tiempo, la
sirena de la Policía alborotó el barrio. Juan salió a la puerta y veía correr a
los vecinos. Llamó a Antonia, Antonia pregunta.
¿Qué pasa? Juan dijo, ¿Cerramos y nos vamos? Antonia respondió, no, ves
tú y luego me cuentas. Pero, cierra la puerta.
En ese momento entró una de las hijas, diciendo. Papá, papá, un vecino de
ahí arriba, dicen que está muerto. Hay muchos Policías y no, nos dejan pasar.
Juan cerró el bar y se acercó. La calle estaba llena de curiosos y cada
uno daba una versión. Al rato llegaron unos señores, comentaron que era el forense,
acompañado de unos Policías.
Tardaban, Juan se tuvo que marchar. Pasado un tiempo una pareja de la Policía
entro a tomarse unas copas. Juan le dijo. ¡Vayas mañana han tenido! Sí, ha sido
movida, menos mal que esto no ocurre con frecuencia. Es muy desagradable
encontrar un cuerpo colgado, ¡Y, no es eso lo malo! Lo peor es cuando se lo
dices a la familia, qué, aparentemente son personas pudientes. Los hijos
mayores, no entienden el por qué.
Se comenta, que anoche se jugó gran parte de la fortuna. Y otros, que era
amante del marido de la hermana.
Solo el muerto se llevó el misterio.
18-11-
2016 Joaqui.
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