martes, 31 de enero de 2017

El triste pajarillo



Un día al llegas la noche, como tantas otras, se fue a dormir.
 Y en sus sueños empezó a soñar y  soñar.
Y, soñó, que el día siguiente, sus amigos se revelarían contra él y lo matarían a picotazos.
Pero al despertar por la mañana comprobó que en la realidad, él, le daría la vuelta al sueño, pero, no matando a los otros pajarillos, sino demostrando su valía y defendiendose de todo el que le quería hacer daño.
Poniendo en marcha su plan consiguió salir de esas pesadillas.
                                                                    5-7-2015 Joaqui.

el pajarillo



Un día al llegas la noche, como tantas otras, se fue a dormir.
 Y en sus sueños empezó a soñar y  soñar.
Y soñó, que el día siguiente, sus amigos se revelarían contra él y lo matarían a picotazos.
Pero al despertar por la mañana comprobó que en la realidad, él le daría la vuelta al sueño, pero, no matando a los otros pajarillos, sino demostrando su valía y defenderse de todo el que le quería hacer daño.
Poniendo en marcha su plan consiguió salir de esas pesadillas.
                                                                    5-7-2015 Joaqui.

lunes, 30 de enero de 2017

Recuerdos del pasado

Quiero darle las gracias a mis nietos
Por llenar en vacío que dejaron mis hijos.     

Las horas de alegría que he recibido de ellos,
en momentos inolvidables vividos a su lado.

Un día entró de la calle uno de los pequeños
y refugiándose en mi
      dijo. Abraza me abuela, cuando pase
un rato, vuelvo  a la calle con los niños.

viernes, 27 de enero de 2017

Recuerdos del pasado 31




El enterrador
Trabajo triste, claro qué, para vivir, no se encuentran trabajos cómodos que cubran las necesidades económicas familiares.
Félix, caminaba temprano al Campo Santo. El trabajo allí, no solo era tapiar la inmensa oscuridad. Había que tener limpia las instalaciones. Félix era muy curioso.
El recinto era pequeño. En el pueblo había pocos habitantes. Todos se conocían, eran como una gran familia. Félix en el fondo estaba cómodo con el trabajo. Además de aportarle un dinero mensual. No morían muchos. De ello se alegraba, para no tener que pasar un mal rato.
Tuvo días penosos, sobre todo, cuando tocaba enterrar a familias, o, amigos. Pero uno de los que más le impactó al pueblo, fue, Julia, la hija de los señores Ríos. Eran los más adinerados del pueblo. Julia, era una joven rubia, alta, bien formada, ojos claros, pelo largo y ondulado. Ella no buscaba los amigos por sus igualdades económicas, para ella, todos eran iguales.
Un día le llegó la hora, después de un tiempo enferma.
Ese día, Félix esperó en la entrada a la comitiva. El pueblo en pleno acompaño en esos momentos de dolor. Cuando entraron la caja, Félix acariciaba la lápida con sus manos llenas de lágrimas.
A las pocos días. Se personaron en casa de Félix unos sirvientes de los señores Ríos. Iban en un carro tirado de una mula. Empezaron a bajar, sacos de harina, legumbres, frutas, y unas tinajas de aceite.
Los criados transmitieron a Félix las gracias de sus señores por haber tratado con tanto cariño los últimos cuidados de su hija.
Esto ayudó a la familia a superar momentos difíciles de los años 1.920.

                                      27-1-2017    Joaqui.  

Ruerdos del pasado 31





Trabajo triste, claro qué, para vivir, no se encuentran trabajos cómodos que cubran las necesidades económicas familiares.
Félix, caminaba temprano al Campo Santo. El trabajo allí, no solo era tapiar la inmensa oscuridad. Había que tener limpia las instalaciones. Félix era muy curioso.
El recinto era pequeño. En el pueblo había pocos habitantes. Todos se conocían, eran como una gran familia. Félix en el fondo estaba cómodo con el trabajo. Además de aportarle un dinero mensual. No morían muchos. De ello se alegraba, para no tener que pasar un mal rato.
Tuvo días penosos, sobre todo, cuando tocaba enterrar a familias, o, amigos. Pero uno de los que más le impactó al pueblo, fue, Julia, la hija de los señores Ríos. Eran los más adinerados del pueblo. Julia, era una joven rubia, alta, bien formada, ojos claros, pelo largo y ondulado. Ella no buscaba los amigos por sus igualdades económicas, para ella, todos eran iguales.
Un día le llegó la hora, después de un tiempo enferma.
Ese día, Félix esperó en la entrada a la comitiva. El pueblo en pleno acompaño en esos momentos de dolor. Cuando entraron la caja, Félix acariciaba la lápida con sus manos llenas de lágrimas.
A las pocos días. Se personaron en casa de Félix unos sirvientes de los señores Ríos. Iban en un carro tirado de una mula. Empezaron a bajar, sacos de harina, legumbres, frutas, y unas tinajas de aceite.
Los criados transmitieron a Félix las gracias de sus señores por haber tratado con tanto cariño los últimos cuidados de su hija.
Esto ayudó a la familia a superar momentos difíciles de los años 1.920.

                                      27-1-2017    Joaqui.  

jueves, 26 de enero de 2017

El encuentro



El encuentro
Horas llevo esperando su llegada. Su silueta se visó en Oriente. Llega a paso lento, sin prisa, nadie le manda, todos la esperan, lo sabe, por ello se recrea en su poder. Su figura se acerca borrosa pero inconfundible.  Salí a buscarla ¡La vi tan lejos! Me senté en un banco de la plaza. Pasó el señor Vicente, Patricio, “el burro” rebuznó al pasar, le di los buenos días, me miró y siguió caminando.
“Tío” Vicente se paró a beber un poco de agua, el agua a esas horas está fresca.
¿Cómo estamos, Manuel? ¿Ya estas esperando? Sí. Cuando llegue le saludas de mi parte. Lo haré, “Tío Vicente”, todas las mañanas nos encontramos en el mismo lugar.
El señor Vicente cuando era joven, su huerto daba para comer medio pueblo; pero ahora las alforjas le vienen grandes. Él dice que la tierra se ha cansado de servirle, y no se da cuenta que los años le van ganando terreno.
Vi escondido en la esquina a Llanui. Cuando desapareció Patricio, Vino corriendo a mi lado. Lo acaricie y le puse en la boca un trozo de pan que guarde del desayuno.
Apareció Lola, mi compañera de todos los días, Con ella la alegría casi, completa. ¿Nos vamos? ¿No? espera que llegue.
Luego nos iremos a la colina blanca, el camino es largo y estrecho. Cuando llegue nos iluminará y andaremos mejor.
                    15-09-2014,      Joaqui.

lunes, 23 de enero de 2017

Locuras






Por el camino viejo al atardecer, ¡Cómo siempre! Emprendí… Para el tan deseado encuentro. Las nubes me besaban mi cuerpo. Sentía ese  frío tan dentro del alma, pero mi pensamiento se centraba en el verdadero encuentro. En la fuente verde, allí encontraría el calor deseado. Sus labios me cubrirían de besos, y sus brazos apagarían el frío.
Seguí caminando y las sombras de la arboleda me aterro rizaban. Ellas me recordaban mí pecado. El amor no entiende de normas.
 Llegando al punto de encuentro.  El viento soplaba fuerte, la lluvia no tardó en hacer aparición.
Empapada hasta los huesos, seguí esperando.
Las sombras de los árboles empezaron a tener movimientos amenazantes. Ellas, se confundían con los vecinos del pueblo. Hasta sus caras y voces eran idénticas, las ramas de los árboles le tendieron sus brazos para armarlos y castigarme con ellos. ¡Pensaba!, solo son cosas del miedo.
De pronto, sentí una mano apoyada en mí hombro. Un estruendo iluminó el campo. Aterrada me volví. ¡Don Fausto!,-era el vecino de casa-. Detente, en la fuente no vas a encontrar lo que buscas. De pronto, las sombras se abalanzaron sobre mí.
Gritaba, gritaba. El murmullo se aleja. Quedé tirada en el suelo, callada, como las sombras de los árboles.
                               23-1-2017     Joaqui.