Rus
Rus, una sufridora más de esta vida. Sus hijos,
como tantos matrimonios, no han llegado a entenderse, claro que solo no se han
entendido con sus parejas, con el amante…
El marido invalido. La vida le está dando bofetadas
por todas partes. Así, lleva años.
Hace unos días Enmanuel ha pasado a mejor vida.
Después de incinerarlo le han entregado las
cenizas. Que Rus ha recogido con cariño.
Rus ha subido a la Montaña. Rezando a la Virgen y
seguido ha salido a echar los restos campo abajo.
Cuando se disponía embrocar las cenizas, ha salido
la el sacristán, diciendo.
Señora para tirar las cenizas tiene que pedir
primero, permiso, y después pagar, y seguido echarlas monte abajo.
Rus, miró con asombro, el sacristán le comenta, no
se puede ensuciar la montaña.
¿Y si pago las tiro sin problemas? Rus lo mira con
asombro y le dice. ¡Sabe Ud. lo que pienso! Que estas cenizas no ensucian, mi
marido era un hombre pulcro y antes de morir estaba bañado. Buenas tarde.
Rus embrocó el recipiente y camino al encuentro de
su hogar vació.
4-2- 2015 Joaqui.
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