El enemigo
Al levantarme cada mañana, él está presente. Quiero
ignorar su presencia, pero se recrea mientras atravieso el cuarto, y no
conforme, en el pasillo, sigue enseñado lo que menos me gusta de mi cuerpo. No
me quita la vista de encima.
Es malo y retorcido. Quiero que olvide que existo
siendo imposible.
Con la luz de la mañana, clara y reluciente me
recuerda a cada paso mi envejecido cuerpo. Mis curvas no deseadas, mis ojos opacos, mis
canas bailando en mi cabellera, los cuatro pelos que de mi cefalea cada vez mas
separados.
Lo tengo decidido. Mañana mandaré que mi mayor
enemigo sea enterrado en el jardín.
Si él presente todos los defectos será
enterrado en la misma fosa.
Cada mañana
para peinarme me miraré en las aguas del lago, allí podré pensar de mi persona.
Los años son
los que uno quiere tener.
15-2-2015.
Joaqui.
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