Ocho familias viviendo en un patio común. Allí
se veía de todo. Una de las vecinas- señora mayor- muy educada y respetuosa. La
visitaba un señor bien trajeado. Según decían, trabajaba en el
Ayuntamiento. Su casa era un piso bajo.
De vez en cuando me invitaba a tomar café, y
contaba de los vecinos, que no quería saber nada de ellos.
Con el tiempo, se
marchó a la Plaza Italia. Me invitó a la casa nueva y cuando fui a verla la
encontré muy triste. La casa tenía escaleras y ella no podía bajar. Así con
este traslado se vio peor que estar en boca de los vecinos. Por lo menos en el
patio salía a pasear, en el piso se aisló de la sociedad, y ese encierro se la
llevó pronto.
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