Días tristes
Día triste para la
familia que hoy han enterrado a su padre.
En la misa los
dolientes su semblante era de dolor, dolor de verdad. Esto se nota en la forma
de hablar del difunto. Cinco hijos. A todos los he visto con la misma pena.
Cabezas bajas y llorando por su padre. En la misa no han estado pendientes de
ella, sus miradas han sido para el féretro. Féretro cargado de flores.
Uno de los hijos
lloraba porque con él iba de caza y de pescar. Estos recuerdos los llevará de por
vida.
Los acompañantes
estamos allí solo unas horas, y nos limitamos a cumplir con la parte que nos
corresponde, acompañar. En esos momentos que el dolor no lo llevamos dentro, lo
que hacemos es observar lo que tenemos al lado.
Cada personaje es un
mundo. Ropas, peinados, risas, -que, a los doliente le sientan fatal- pero
callan por educación. Las críticas a todo lo que pasa es mental. Claro, estaría
bueno, que encima de criticar las gorduras de que tienes al dado sin conocerlo,
que encima se lo dijeras a la cara.
Lo que más me ha
llamado la atención ha sido el calzado de lo que tenía cercas. He observado los
pies desnudos metidos en zapatos abiertos. Y he podido comprobar las
deformidad de ellos. Los dedos torcidos, uñas pintadas.
Cinco mujeres estábamos
en el banco. Cada una el color de uñas diferentes. En común los dedos torcidos, y hermosos
juanetes, zapatos abiertos, los dedos al aire. Desgraciadamente con esos
zapatos las faltas salen a la luz.
Una de las mujeres
tenía las uñas tan cortas que para llegar al final del dedo le faltaba
centímetro y medio. Las uñas recogidas y oprimidas.
Otra le pintura del
esmalte solamente la tenía en la mitad de la uña, Y pensaba que seguro no ve y
no llega al completo. Si hubieran estado uniformes hubiese pensado que lo
habría hecho a posta.
Otra, los zapatos
estaban llenos de margaritas, Margaritas grandes cubriendo toda la zona del
zapato.
Pensando
detenidamente, ¿donde podrían ir estas mujeres con esos pies? Es una pena que
en estos sitios sin dolor ninguno lo único que se nos ocurre es ver la falta de
los demás. Porque mis pies estaban precisos. Mi abuela se murió hace muchos,
muchísimos años.
09-08-2013.
Joaquina.
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