domingo, 29 de diciembre de 2013

Batallas de papá

Batallas de papá
Siempre Estaba contando cosa de la guerra. A él le tocó servir en la zona de Badajoz, pasó poco tiempo porque se encontraron en el frente tres hermanos. Y la ley  de aquel tiempo, era que el más pequeño se marchaba para casa y con ello ayudar  en el sustento de la familia, y el más joven era papá, le toco a él, pero estando en el frente siempre hizo de las suyas. Muchas veces se hacia el tonto, y cargaba con los borregos que encontraban en  los cortijos cercanos. Cuando llegaba con ellos se echaba a reír y no contaba de donde lo había cogido, lo dejaban por imposible. Luego se lo comían entre todos pero papá lo suyo era sonreír y haciéndose el tonto conseguía que no lo castigasen.

sábado, 28 de diciembre de 2013

El patio



 Ocho familias viviendo en un patio común. Allí se veía de todo. Una de las vecinas- señora mayor- muy educada y respetuosa. La visitaba un señor bien trajeado. Según decían, trabajaba en el Ayuntamiento. Su casa era un piso bajo.

 De vez en cuando me invitaba a tomar café, y contaba de los vecinos, que no quería saber nada de ellos.

Con el tiempo, se marchó a la Plaza Italia. Me invitó a la casa nueva y cuando fui a verla la encontré muy triste. La casa tenía escaleras y ella no podía bajar. Así con este traslado se vio peor que estar en boca de los vecinos. Por lo menos en el patio salía a pasear, en el piso se aisló de la sociedad, y ese encierro se la llevó pronto.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Días Tristes



 Días tristes
Día triste para la familia que hoy han enterrado a su padre.
En la misa los dolientes su semblante era de dolor, dolor de verdad. Esto se nota en la forma de hablar del difunto. Cinco hijos. A todos los he visto con la misma pena. Cabezas bajas y llorando por su padre. En la misa no han estado pendientes de ella, sus miradas han sido para el féretro. Féretro cargado de flores.
Uno de los hijos lloraba porque con él iba de caza y de pescar. Estos recuerdos los llevará de por vida.
Los acompañantes estamos allí solo unas horas, y nos limitamos a cumplir con la parte que nos corresponde, acompañar. En esos momentos que el dolor no lo llevamos dentro, lo que hacemos es observar lo que tenemos al lado.
Cada personaje es un mundo. Ropas, peinados, risas, -que, a los doliente le sientan fatal- pero callan por educación. Las críticas a todo lo que pasa es mental. Claro, estaría bueno, que encima de criticar las gorduras de que tienes al dado sin conocerlo, que encima se lo dijeras a la cara.
Lo que más me ha llamado la atención ha sido el calzado de lo que tenía cercas. He observado los pies desnudos metidos en zapatos abiertos. Y he podido comprobar las deformidad de ellos. Los dedos torcidos, uñas pintadas.
Cinco mujeres estábamos en el banco. Cada una el color de uñas diferentes.  En común los dedos torcidos, y hermosos juanetes, zapatos abiertos, los dedos al aire. Desgraciadamente con esos zapatos las faltas salen a la luz.
Una de las mujeres tenía las uñas tan cortas que para llegar al final del dedo le faltaba centímetro y medio. Las uñas recogidas y oprimidas.
Otra le pintura del esmalte solamente la tenía en la mitad de la uña, Y pensaba que seguro no ve y no llega al completo. Si hubieran estado uniformes hubiese pensado que lo habría hecho a posta.
Otra, los zapatos estaban llenos de margaritas, Margaritas grandes cubriendo toda la zona del zapato.
Pensando detenidamente, ¿donde podrían ir estas mujeres con esos pies? Es una pena que en estos sitios sin dolor ninguno lo único que se nos ocurre es ver la falta de los demás. Porque mis pies estaban precisos. Mi abuela se murió hace muchos, muchísimos años.
                                               09-08-2013.  Joaquina.

jueves, 19 de diciembre de 2013

María Y Cristina



María y Cristina
    
 Cristina era la mayor de las dos hermanas. Cristina se levantó temprano. Separó los cartones y la manta que le regaló su abuela Juana. Era todo le que tenían para protegerse del frío. En una chabola de madera vivían con su mamá que se encontraba enferma.
La manta era la dote que recibió de Juana, Juana era muy mayor.  La vida después de la guerra. Cada vez fue a peor.
Se vio en la situación que ahora se encontraban su hija  y nietas.
Fue al regato a por agua. Era su desayuno.
En el camino  se encontró con otro mendigo. El saludo fue acogedor. Charlaron largo tiempo. El mendigo le entregó un trozo de pan. Que guardó para repartirlo con maría y su mamá. Al despedirse le  dijo: Cristina te regalo estos zapatos, no tengo otra cosa mejor.
Cristina guardo los zapatos  des pidiéndose del mendigo. Y cogió el agua llevándola a casa.
 Abrió la bolsa, comprobando que el mendigo le había entregado tres zapatos. Se puso unos y el otro que era de tamaño mayor lo colocó al lado de su árbol favorito. Donde en verano pasaba largas horas mirando pasar los pájaros y las estrellas en plena noche.
Después de darles un beso a su hermana y a su mamá se fue a pedir limosnas. El pueblo estaba a dos kilómetros de la chabola.
Cansada de dar vueltas al pueblo, se paró en un banco de la plaza. Su tristeza se reflejaba en su cara. Hacia todo lo que podía  el pueblo era pequeño y los vecinos vivían del campo. Siempre llevaba algo para comer, sobre todo frutas y verduras.
Pasando por la panadería, el seños Herminio- dueño de la panadería- la llamó, y le preguntó si quería trabajar en su casa ayudando a su esposa en las faenas de la cocina. Cristina se puso muy contenta. Aceptando en el acto.
Ayudó desde ese día a la señora Victoria. Al marcharse para casa, la señora Victoria le entrego un pan y un trozo de tocino.
Descansó un rato y empezó el regreso a casa. Cuando llegó la noche caminaba con ella.
Cristina estaba deseando llegar a casa para contarle todo lo acontecido ese día. Sobre todo el pan y el tocino que llevaba en la bolsa.
 Entre ella y maría rodearon a Rosario enseñándoles la comida. Rosario lloraba al no poder ayudar a sus hijas pequeñas. Ella las consideraba unas mujeres. Mientras Cris iba al pueblo María se encargaba de la casa y de cuidar a Rosario.
Con toda su pobreza eran unas niñas afortunadas.
A la mañana siguientes, caminó hacia el río.
Llenó la jarra de agua y volvió a casa. Y cerca del árbol donde puso el tercer  zapato. Miraba con toda la atención pero no entendía nada. Conforme se acercaba cada vez entendía menos lo que sus ojos veían. Pensaba que estaba soñando. Se acercó despacio y el zapato se había convertido en una casa.
La puerta estaba abierta. La puerta era la lengüeta del zapato. Que se cerraba con un cerrojo en el talón. Entró. Cuál  fue su sorpresa al ver un salón y una chimenea encendida. Siguió una puerta que estaba a la derecha del salón. Entrando en ella se encontraban dos camas con y unas mantas dobladas encima.  Las ventanas eran todos los agujeros del los cordones. la luz era excelente y la habitación lo suficiente amplía.
La suela del zapato se había convertido en una pared de piedra muy cerca del  árbol.
Y al salir en la calle una explanada de hierba, lisa y llana.
 El cordón se había convertido en una lámina gruesa, para el tejado tapando todo el zapato. Cristina no salía de su asombro.
En la sala de fuera se encontraba una mesa y varias sillas. Alrededor del fuego, unos bancos. Todo de madera.
No salía de su asombro y llorando corrió a buscar a su hermana María. María saltaba loca de contenta. El zapato no había perdido su forma, al contrario, convertido en casa era precioso, Y cada parte del zapato, era de unos colores distintos. Verdes, Ocre, naranja y Azul. Todos colores vivos.
Entre las dos ayudaron a su Rosario a trasladarla a su nueva casa. La sentaron al lado del hogar. Rosario lloraba de alegría...
Diciendo a sus hijas todo esto os merecéis por ser tan buenas y trabaja doras.
 Esto solo pasa en Navidad. Ven dita Navidad. 19-12-2013 Joaqui.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Cuantos días negros tenemos?



                                Cuántos días negros tenemos.
Esta mañana ha sido la oscuridad de mi ánimo la que me ha hacho pensar en ello.
Hubiera querido que fuera un día alegre, pero que va, la tormenta está pululando desde hace días. Por más que manoteo para quitar la telaraña, más grande cuelga a mí alrededor.
Esto es pesado, por no saber cómo acertar y que esta situación no llegue. Se me escapa de las manos, y no consigo la harmonía que busco con tanto énfasis. La vida no es lo que uno piensa o, quiere. la vida va por un lado y tu mente por otro. Sobre todo tus deseos. A veces estos pensamientos míos, pertenecen a niños, niños pequeños esperando algo imposible. Pues cuando miras a tu lado, observas que el resto de los humanos no sonríen. Al contrario, el silencio es la tónica de todos.
Empieza la mañana, y las obligaciones se ocupan de ti, Mejor dicho, tú te ocupas de las tareas diarias. En ellas viertes el tiempo, pero sin ninguna satisfacción. Porque todos los días son iguales, y el aburrimiento entra a meter la pata. No hay días distintos. Claro que quizás yo espero mucho de la vida y es ahí, donde está mi fallo. No me conformo con esperar, ¿Esperar a qué? ¿Cuánto tiempo hay que estar esperando? Mi exigencia no estará satisfecha, porque lo que busco no existe.
                O1-08-2013   Joaquina.