La Higuera
En Cáceres ha salido un día de lujo. Acostumbrados
a los calores asfixiantes de Extremadura estábamos a veintitrés grados en casa.
En la calle daba gusto pasear. Día nublado. Las nubes eran la sombrilla por si
el Sol hacia su aparición.
El paseo ha sido el acostumbrado. Gaspar Muñoz,
Avenida de las Lavanderas. Cogiendo la Ronda Norte, camino de la Mejostilla.
Llegando a
las primeras edificaciones, Hemos dejado la Ronda Norte, entrando en la barriada.
Barriada amplia con acerados anchos y cómodos.
La primera calle a la derecha, desemboca en el
Campo Santo. Antes de llegar, junto a la tapia. Se encuentra una higuera.
Higuera hermosa que tapa parte de los nichos.
En las
fechas que estamos los higos escasean, sobre todos blandos. Me quedé mirando
haber si encontraba algunas brevas, así fue, cogí algunas y las guarde en la
mochila.
Llegando al
Campo Santo entré a limpiar los nichos. Con una botella de agua los rocié para
quitar el polvo.
Al llegar a casa lavé las brevas para quitarles la piel. Normalmente las quito
con las manos. Al abrir la primera observé que la carne no era como la
acostumbrada.
Seguí
abriendo y separando lo que se encontraba dentro. Estaba asombrada viendo el
interior.
No se parecía en nada a las brevas comunes. Ya separando, empezaron a aparecer pétalos de
rosas. Pétalos recién arrancados de una flor, frescos y con colores vivos, y dentro
de los pétalos las silueta de mis familiares fallecidos, no faltaba ninguno.
La higuera no se que tendrá en común con el más
allá pero a mí me ha dado una de las mayores alegrías de mi vida, Al saber que
a través de la naturaleza todavía estamos en comunicación. Quizás un día de
estos solo nos falte tener escritos suyos. 27-07-2013 Joaquina.
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