El primer sueldo
Fue en una fábrica de
géneros de punto cerca de casa. Ofrecían para rematar en casa las prendas y
para terminar los remates como, botones, cortar hilos y coser los puntos que
soltaban las máquinas.
Todos los días íbamos a
por trabajo, la mayoría de ellas nos íbamos con las manos vacías. La fábrica
era pequeña, pero en determinadas épocas el trabajo aumentaba.
Así un día y otro se iba
acumulando unos dividendos. Para nosotras esto nos parecía un mundo.
Las semanas corrían y al final de mes nos
pagaban.
El primer sueldo me lo
dieron en mano. Cuando me vi con tanto dinero en mi poder por el trabajo
realizado, salí corriendo a dárselo a mamá. Mamá me esperaba.
Vacié el tesoro en las
manos de ella, y mirando fija el puñado de calderilla dijo.
Bueno, para ser el primero,
no está mal. Con el tiempo te ofrecerán algo mejor.
Contó el dinero. Una,
cinco, quince, veinticinco, treinta y dos, cuarenta y cuatro pesetas.
08-07-2013 Joaquina.
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