Batallas de papá
Siempre Estaba contando cosa de la guerra. A él le tocó servir en la zona de Badajoz, pasó poco tiempo porque se encontraron en el frente tres hermanos. Y la ley de aquel tiempo, era que el más pequeño se marchaba para casa y con ello ayudar en el sustento de la familia, y el más joven era papá, le toco a él, pero estando en el frente siempre hizo de las suyas. Muchas veces se hacia el tonto, y cargaba con los borregos que encontraban en los cortijos cercanos. Cuando llegaba con ellos se echaba a reír y no contaba de donde lo había cogido, lo dejaban por imposible. Luego se lo comían entre todos pero papá lo suyo era sonreír y haciéndose el tonto conseguía que no lo castigasen.
domingo, 29 de diciembre de 2013
sábado, 28 de diciembre de 2013
El patio
Ocho familias viviendo en un patio común. Allí
se veía de todo. Una de las vecinas- señora mayor- muy educada y respetuosa. La
visitaba un señor bien trajeado. Según decían, trabajaba en el
Ayuntamiento. Su casa era un piso bajo.
De vez en cuando me invitaba a tomar café, y
contaba de los vecinos, que no quería saber nada de ellos.
Con el tiempo, se
marchó a la Plaza Italia. Me invitó a la casa nueva y cuando fui a verla la
encontré muy triste. La casa tenía escaleras y ella no podía bajar. Así con
este traslado se vio peor que estar en boca de los vecinos. Por lo menos en el
patio salía a pasear, en el piso se aisló de la sociedad, y ese encierro se la
llevó pronto.
lunes, 23 de diciembre de 2013
Días Tristes
Días tristes
Día triste para la
familia que hoy han enterrado a su padre.
En la misa los
dolientes su semblante era de dolor, dolor de verdad. Esto se nota en la forma
de hablar del difunto. Cinco hijos. A todos los he visto con la misma pena.
Cabezas bajas y llorando por su padre. En la misa no han estado pendientes de
ella, sus miradas han sido para el féretro. Féretro cargado de flores.
Uno de los hijos
lloraba porque con él iba de caza y de pescar. Estos recuerdos los llevará de por
vida.
Los acompañantes
estamos allí solo unas horas, y nos limitamos a cumplir con la parte que nos
corresponde, acompañar. En esos momentos que el dolor no lo llevamos dentro, lo
que hacemos es observar lo que tenemos al lado.
Cada personaje es un
mundo. Ropas, peinados, risas, -que, a los doliente le sientan fatal- pero
callan por educación. Las críticas a todo lo que pasa es mental. Claro, estaría
bueno, que encima de criticar las gorduras de que tienes al dado sin conocerlo,
que encima se lo dijeras a la cara.
Lo que más me ha
llamado la atención ha sido el calzado de lo que tenía cercas. He observado los
pies desnudos metidos en zapatos abiertos. Y he podido comprobar las
deformidad de ellos. Los dedos torcidos, uñas pintadas.
Cinco mujeres estábamos
en el banco. Cada una el color de uñas diferentes. En común los dedos torcidos, y hermosos
juanetes, zapatos abiertos, los dedos al aire. Desgraciadamente con esos
zapatos las faltas salen a la luz.
Una de las mujeres
tenía las uñas tan cortas que para llegar al final del dedo le faltaba
centímetro y medio. Las uñas recogidas y oprimidas.
Otra le pintura del
esmalte solamente la tenía en la mitad de la uña, Y pensaba que seguro no ve y
no llega al completo. Si hubieran estado uniformes hubiese pensado que lo
habría hecho a posta.
Otra, los zapatos
estaban llenos de margaritas, Margaritas grandes cubriendo toda la zona del
zapato.
Pensando
detenidamente, ¿donde podrían ir estas mujeres con esos pies? Es una pena que
en estos sitios sin dolor ninguno lo único que se nos ocurre es ver la falta de
los demás. Porque mis pies estaban precisos. Mi abuela se murió hace muchos,
muchísimos años.
09-08-2013.
Joaquina.
jueves, 19 de diciembre de 2013
María Y Cristina
María y Cristina
Cristina era la mayor de las dos hermanas.
Cristina se levantó temprano. Separó los cartones y la manta que le regaló su
abuela Juana. Era todo le que tenían para protegerse del frío. En una chabola
de madera vivían con su mamá que se encontraba enferma.
La
manta era la dote que recibió de Juana, Juana era muy mayor. La vida después de la guerra. Cada vez fue a
peor.
Se vio
en la situación que ahora se encontraban su hija y nietas.
Fue al
regato a por agua. Era su desayuno.
En el
camino se encontró con otro mendigo. El
saludo fue acogedor. Charlaron largo tiempo. El mendigo le entregó un trozo de
pan. Que guardó para repartirlo con maría y su mamá. Al despedirse le dijo: Cristina te regalo estos zapatos, no
tengo otra cosa mejor.
Cristina
guardo los zapatos des pidiéndose del
mendigo. Y cogió el agua llevándola a casa.
Abrió la bolsa, comprobando que el mendigo le
había entregado tres zapatos. Se puso unos y el otro que era de tamaño mayor lo
colocó al lado de su árbol favorito. Donde en verano pasaba largas horas
mirando pasar los pájaros y las estrellas en plena noche.
Después
de darles un beso a su hermana y a su mamá se fue a pedir limosnas. El pueblo
estaba a dos kilómetros de la chabola.
Cansada
de dar vueltas al pueblo, se paró en un banco de la plaza. Su tristeza se
reflejaba en su cara. Hacia todo lo que podía el pueblo era pequeño y los vecinos vivían del
campo. Siempre llevaba algo para comer, sobre todo frutas y verduras.
Pasando
por la panadería, el seños Herminio- dueño de la panadería- la llamó, y le
preguntó si quería trabajar en su casa ayudando a su esposa en las faenas de la
cocina. Cristina se puso muy contenta. Aceptando en el acto.
Ayudó
desde ese día a la señora Victoria. Al marcharse para casa, la señora Victoria
le entrego un pan y un trozo de tocino.
Descansó
un rato y empezó el regreso a casa. Cuando llegó la noche caminaba con ella.
Cristina
estaba deseando llegar a casa para contarle todo lo acontecido ese día. Sobre
todo el pan y el tocino que llevaba en la bolsa.
Entre ella y maría rodearon a Rosario
enseñándoles la comida. Rosario lloraba al no poder ayudar a sus hijas pequeñas.
Ella las consideraba unas mujeres. Mientras Cris iba al pueblo María se
encargaba de la casa y de cuidar a Rosario.
Con
toda su pobreza eran unas niñas afortunadas.
A la
mañana siguientes, caminó hacia el río.
Llenó
la jarra de agua y volvió a casa. Y cerca del árbol donde puso el tercer zapato. Miraba con toda la atención pero no
entendía nada. Conforme se acercaba cada vez entendía menos lo que sus ojos
veían. Pensaba que estaba soñando. Se acercó despacio y el zapato se había
convertido en una casa.
La
puerta estaba abierta. La puerta era la lengüeta del zapato. Que se cerraba con
un cerrojo en el talón. Entró. Cuál fue
su sorpresa al ver un salón y una chimenea encendida. Siguió una puerta que
estaba a la derecha del salón. Entrando en ella se encontraban dos camas con y
unas mantas dobladas encima. Las
ventanas eran todos los agujeros del los cordones. la luz era excelente y la
habitación lo suficiente amplía.
La
suela del zapato se había convertido en una pared de piedra muy cerca del árbol.
Y al
salir en la calle una explanada de hierba, lisa y llana.
El cordón se había convertido en una lámina
gruesa, para el tejado tapando todo el zapato. Cristina no salía de su asombro.
En la
sala de fuera se encontraba una mesa y varias sillas. Alrededor del fuego, unos
bancos. Todo de madera.
No
salía de su asombro y llorando corrió a buscar a su hermana María. María
saltaba loca de contenta. El zapato no había perdido su forma, al contrario, convertido
en casa era precioso, Y cada parte del zapato, era de unos colores distintos.
Verdes, Ocre, naranja y Azul. Todos colores vivos.
Entre las
dos ayudaron a su Rosario a trasladarla a su nueva casa. La sentaron al lado
del hogar. Rosario lloraba de alegría...
Diciendo
a sus hijas todo esto os merecéis por ser tan buenas y trabaja doras.
Esto solo pasa en Navidad. Ven dita Navidad.
19-12-2013 Joaqui.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
¿Cuantos días negros tenemos?
Cuántos días
negros tenemos.
Esta mañana ha sido
la oscuridad de mi ánimo la que me ha hacho pensar en ello.
Hubiera querido que
fuera un día alegre, pero que va, la tormenta está pululando desde hace días.
Por más que manoteo para quitar la telaraña, más grande cuelga a mí alrededor.
Esto es pesado, por
no saber cómo acertar y que esta situación no llegue. Se me escapa de las
manos, y no consigo la harmonía que busco con tanto énfasis. La vida no es lo
que uno piensa o, quiere. la vida va por un lado y tu mente por otro. Sobre
todo tus deseos. A veces estos pensamientos míos, pertenecen a niños, niños
pequeños esperando algo imposible. Pues cuando miras a tu lado, observas que el
resto de los humanos no sonríen. Al contrario, el silencio es la tónica de
todos.
Empieza la mañana, y
las obligaciones se ocupan de ti, Mejor dicho, tú te ocupas de las tareas
diarias. En ellas viertes el tiempo, pero sin ninguna satisfacción. Porque
todos los días son iguales, y el aburrimiento entra a meter la pata. No hay
días distintos. Claro que quizás yo espero mucho de la vida y es ahí, donde
está mi fallo. No me conformo con esperar, ¿Esperar a qué? ¿Cuánto tiempo hay
que estar esperando? Mi exigencia no estará satisfecha, porque lo que busco no
existe.
O1-08-2013
Joaquina.
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