Historias de Cornejo
Fabián asa noche camina en dirección a su casa. Al llegar al alto que separa las casas del cuartel, observa una sombra que se mueve. Se quedó quieto para comprobar si el miedo le estaba traicionando.
La sombra se le iba acercando. Retrocedió y al mirar la sombra se proyectaba en todas las direcciones. Su cuerpo se paralizó, pensando en Julio.
La voz de Julio, retumbaba en el aire. — Fabián, Fabián, no te acuerdas de lo que te hablé ayer. Has visto a mi hijo y solo le has prometido parte del trato.
¡A qué esperas!, no vas a descansar, hasta que esté arreglado. El dinero, es lo que menos me preocupa, quiero los apellidos, sin eso, la familia está desnuda ante las críticas del pueblo.
Te voy a dar una semana, pero no olvides que pasado ese tiempo, vendré.
Joaquina Campón.
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