Hoy he tenido
visitas y en pleno agosto he puesto un cocido. No sé si ha sido aceptado por
los comensales, pero si puedo decir que nadie ha hecho ni el más mínimo indicio
de dejar nada en el plato. Es una de las comidas favoritas, sobre todo la satisfacción
de ver los ingredientes tan sabrosos y tantas veces deseado. Ahora con el colesterol
en mente, no te dejan de saborear ciertos platos, ese miedo que nos han metido en
el cuerpo que en ocasiones se rechazan por miedo.
Miraba al personal
y entre risas y charlas hemos pasado la tarde. Han hablado de política, del
campo extremeño, de religión. Y cuando se llegaba al límite de la disputa, se
ha cambiado el tema.
En buena compañía
ha transcurrido el tiempo.
¡Y, nos vamos a morir,
con cocido o, sin él!
Buenas tardes familia.
13-9-2018
Joaqui.
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