Los Perros Abandonados
El otro día paseaba por Cánovas, y un perro canijo, estaba con un cartel pidiendo para comer. Me acerqué para echarle un limosna y hablando le pregunté que de donde era, me dijo que de las Hurdes. Allí vivía en una gran casa y estaba todo el día cuidando a los animales, Su ama, (doña Patro) lo quería, pero un mal momento la cogió la gran noche y se marchó.
En el testamento le dejo al cuidado de los guardeses quedándole una suma para su sustento, los primeros días se portaron bien, pasado esto lo llevaron al notario y con sus pezuñas firmó su sentencia. Cuando salieron de allí, lo pusieron en la calle, diciéndole. Ya puedes correr en la finca no hay lugar para ti. Y desde entonces está rodando por esos mundos de Dios.
Lo más triste de cualquier animal es ser viejo y pobre. A ese, no hay quien lo quiera
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