Los pollos.
Cuando éramos pequeñas nos tirábamos muchas horas solas, mis padres estaban en el bar y el camino lo teníamos despejado, así, cada una ideaba algo en los momentos de aburrimiento.
En una ocasión que en el patio teníamos pollos pequeños y comían poco, a María se le ocurrió darle una bola de Pimienta Negra y ponerle en la boca un trozo de pan untado en vino, los pollos tragaron este brebaje y lo contento que se pusieron, nosotras viendo a los pollos doblarse las patas y cayendo por cualquier rincón, para nosotras fue una fiesta, pero los pollo no podían con su cuerpo.
Viendo esta, Ángela, llegó y dijo, dejad me a mí, y no se le ocurrió otra cosa que coger un cubo de agua e ir bañándolos uno a uno y ponerlos al sol, los pollo salían tambaleándose y en cualquier rincón del patio se caían a dormir la Cogorza que le había preparado María, para nosotras fue una fiesta ver como bailaban los pollos con su mona a cuesta, así pasábamos los días que nos encontrábamos solas.
3-7-2012, Joaqui.
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