La penumbra
es el único acompañante cerca, ¡Aquello, pasó rápido! Ocupada en las tareas el
tiempo, los días son largos y monótonos, aburridos y silenciosos, ¡nada que ver
con el pasado!
Las flores
del jardín huyen al verme, ellas como yo, necesitan compañía y, ya, no están. ¡Por
qué llega! Al final del túnel vives a espalda del mundo, él te ha aparcado en
la más triste soledad.
El sonido de
las campanas es lo más cerca que tengo, su música penetra dando vida
despertando los sentidos, eso, y el
aletear de los pájaros picoteando el cristal. Cuando los veo venir, recuerdo
los días de dicha, que los míos se colgaban de mi cuello y recibía esos besos
penetrantes que aún se oye su música como acordes acompasado al viento.
Quisiera dar la vuelta y cambias, ¡qué daría yo por volver a ello!
Aquí
arrumbada entre estas cuatro cortinas. Esperando el árbol seco donde mis huesos
encontraran el merecido descanso, dichoso el que el árbol te abrace. ¡Cuántos
quisieran esa leño para caminar al futuro, otros los abrazará la tierra húmeda
y fría.
Buenas tarde
amigos.
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