Catorce años han pasado desde el triste día
de tu marcha. Hoy por circunstancias distintas he contemplado esa habitación. Sigue
intacta, y ha vuelto a retornar y contemplar ese lecho. El tiempo que
pasaste entre esas cuatro paredes.
Ellas rezuman tu respiración que entre
cortadas salían de tus labios. Y lo más bellos que decías, era preocuparte de
los que aquí quedabas. ¡Cómo es la vida! Nosotros preocupados por ti y tus
ansias de vida solo pensabas en los niños.
¡Si los vieras ahora! Qué orgullosa
estarías, subiendo de talla, y en sus estudios, ¡Ya, sé que disfrutas desde
ahí, que los estás viendo!
¡Seca esas lágrimas! Vive saboreando esa
mies que te llega, a través de la sabia familiar.
La habitación conserva el olor de tu perfume y la sonrisa voltea las
paredes jugando entre el pensamiento de los que aquí quedamos.
El aire fruye silencioso y deja una cortina de ideas que nucas se
desvanece.
Un fuerte abrazo María.
Buenas tardes familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario