viernes, 14 de febrero de 2020

Tres puñales


                        

Tres puñales me clavaste,
del primero y el segundo te mofaba,
y no conforme con eso,
el tercero lo hundirías.

¡Como es la vida!,
ahora estás bebiendo en tus carnes,
todo lo que me dolía,
¿no me pidas compasión?

Que los puñales clavados,
los llevo en el corazón,                  
con ardiente fuego, en el siguen,
y por mucho tiempo que pase…

La llama seguirá incandescente,
¡Y, mira que no quisiera,
tener este pensamiento!
pero el agravio a los hijos...

Ellos son lo primero, y,
ni se olvida, ni se perdona,
¡ No vengas ahora,
que te quieres divertir!.

De mis labios la sonrisa,
no han de salir.

miércoles, 12 de febrero de 2020

La noche



 Con mis abuelos, Álvaro y Ana, vivíamos mi hermana Carmen y yo,en un viejo caserón a las afueras del pueblo.

A eso de las tres de la madrugada, el abuelo llamó con su campanilla. Bajo y lo encuentro sentado en su sillón favorito. Me acerco y le pongo la mano en el hombro, en ese momento una nube de polvo que sale de la chimenea,  qué envuelve su cuerpo y desaparece.
En ese momento, el miedo se apodera de mí, recordando que años atrás, su amante iba y venía por el mismo sitio.

Me quedé parado cerca de la ventana y al mirar, el campo la luna con su luz radiante, veo pasear a los dos amantes cogidos del brazo.
¡No podía ser! Rosa al poco tiempo de llegar, la abuela la arrojó al pozo, donde descansa su cuerpo. Y en la noche de los muertos. Sale vagando y arañando los cristales hasta el alba.

Cerré la puerta, quedé quieto en un rincón de la sala, ellos estaban dentro. Sus ropas empapadas de ─sangre que ellos ignoraban─.
Les oía hablar de los días felices que pasaron en su juventud. Rosa sale corriendo entrando en el pozo, Álvaro la sigue entrando tras de ella cogidos por unas sombras.

Del fondo de las aguas unas risas llenan el campo, poniendo los pelos como escarpias, sentí una angustia que me ahogaba.

En ese momento suena el reloj.

Bajo a la cocina encontró el sillón  empapado de agua y  ceniza.



lunes, 10 de febrero de 2020

Escritura Creativa






El primer día la Profesora sale de su espejo encantado, con un cuaderno en una mano, en la otra, un bolígrafo.
Alargando estas, dice.

─ ¿Toma, escribe algo?
─ ¿Qué pongo?
─ ¿lo que se te ocurra?

Así de pronto sin preparar nada, no sabía qué hacer.

Hecho el escrito los guarda en el cajón para desempolva.  
Pasado el tiempo coge el escrito, lo mira y lo contempla como si se tratase de un ramo de flores, ¡Qué eso es lo que ella ve! Quitando las flores secas, colocando en su lugar otras fresca y bellas.
Termina como si se tratase de un mosaico para la contemplación de los sentidos y el disfrute del que lo lee.

Al llegar a este punto, observo que tiene verdadero horror a ello. Ella quiere que lo que pueda aporta cualquier persona no se lo lleve a la tumba.

             Gracias Cora por tú paciencia y ayudarme a remar  en la barca de la escritura.


Muchas gracias.


miércoles, 5 de febrero de 2020

El presente





Sergio se levanta cada mañana, su mayor de seo es bañarse en el río, cerca de la cabaña donde duerme.

Allí deja las penas que le va dando la vida.
El caudal del agua es tan fuerte, piensa, que la corriente se llevará la desnudez en que se encuentra.

El cada mañana recorre la ciudad en busca de unas monedas para saciar su hambre, pero el mundo es cruel, y cuando se acerca al personal, se apartan como de la peste.

Camina por las calles y, al llegar la noche regresa al lugar donde encuentra la paz que en la ciudad  no ve.

Esa noche no había nada para cenar, y entre esas cuatro tablas está el silencio que el mundo le impone.

Se levanta y va a dar un paseo a la orilla del río, al llegar habla con los peces, que son los únicos que le hacen compañía.

Buenas tardes amigos.