martes, 27 de diciembre de 2016

Días de Navidad



 ¿Por qué tanta alegría? Sabemos que el primer motivo fue el nacimiento de Jesús.
Eso ha sido durante muchos años, pero ahora, se centra en gasto, y gastos. ¡Las familias, a ver quién presume más! ¡Y con los niños! En los regalos, es el tirar el dinero que tanto cuesta ganar. Y lo malo, es que no aprendemos de un año para otro.
El resto del año, con escaseces de casi todo, ¡esto es lo más triste! Quizás, la juventud ha vivido buenas épocas económicas.
¡Y la reuniones familiares! esas que tienes que sonreirá al "gilipollas" de ¿? que no soportas. Claro,  ¿Cómo te enfrentas a la verdad sin que se molesten los demás?
 Por esto y tantas cosas que no tienen solución, hay que seguir unidos, y encima, contentos.
Buenas tardes amigos, feliz Navidad.
                               27-12-2016     Joaqui.  

jueves, 22 de diciembre de 2016

Recuerdos del pasado 27



 

Los días, y los años pasaban,  toda la familia alrededor de Juan y Antonia. Ellos eran los protagonistas de la gran familia.
El día que Miguel y Costa entraron en casa, el cambio se fue notando. Mamá se marchaba al bar con la tranquilidad de dejar a sus hijas en buenas manos.
Costa era muy trabajadora y las tareas de la casa, eran lo suyo.
Los niños le gustaban menos, pero nosotras, las mayores, ayudábamos. “Mayores con nueve y ocho años.
Por entonces, los niños teníamos asumido que ayudar en las tareas de la casa, era lo más normal. Atender a tus hermanos pequeños, y cuidar de ellos hasta la llegada de tus padres.
Ese día, Costa estaba pendiente del número 27. Allí se oían voces y gritos, y ella no se atrevía a dejar sola a las niñas.
 Nos arreglo pronto y mando a las mayores que tuviésemos cuidado, sobre todo cuando pasáramos por la puerta de la señora María.
Costa, vigiló nuestra marcha.
 Cuando nos perdió de vista, dio la vuelta y enseguida entró en casa de María.
Estaban todo  llorando y preocupados. Costa preguntó, ¿Qué pasa? María, contestó, Pura, está dando a luz y se encuentra muy mal, dice el médico que el niño no vivirá.
Se empezaron a escuchar unos golpes en la calle, Basilio, mandó a uno de los hijos a ver qué pasaba.  Bruno entro descompuesto, y dijo a su padre, hay unos señores que se están llevando los muebles que tenemos en la calle. Basilio, sé echó las manos a la cabeza y dijo. Han tardado en venir a por ellos, los acreedores quieren cobrar lo que debemos.
 No comentéis esto en alto, tú madre bastante tiene con la pérdida de su hijo.
¡Maldito paro!, las desgracias que origina.
                                        22-12-2016   Joaqui.

viernes, 2 de diciembre de 2016

HISTORIAS SOBRE LA RADIO



HISTORIAS SOBRE LA RADIO
     Habría tanto que contar…Pero vamos a contar lo que vivimos en familia. A principios de los cincuenta, pocas familias teníamos este artilugio. El primero que entró en la mía, era de madera color oscuro tan grande que no se podía manejar, lo llevó mí “tío” Miguel (hermano de mi madre). Además de grande ya no digamos como se oía, Miguel le conectó unos cables que llevó al patio, pero para que funcionase le daba golpes, con esto de vez en cuando sonaba algo, pero era lento y fallaba demasiado. Lo mejor llegó después de los cincuenta entonces compraron mis padres uno nuevo, era una especie de caja pequeña color marrón claro en varios tonos, los laterales y el techo lisos  muy finos al tacto. El frontal, se dividía en dos zonas, la parte de arriba era el altavoz, que ocupaba dos partes del frontal y la parte de abajo era un cristal con números en la parte de arriba y abajo. En medio una aguja que se movía de derecha a izquierda con dos botones que estaban en ambos lados del cristal. Uno de los botones encendía y apagaba y a su vez subía y bajaba la voz. El otro buscaba los canales, éste a diferencia del primero  se oía muy bien  con esto llegó la forma de entretener a las familias. Lo mismo daba que fuera verano o invierno. Por entonces, no había nada más que un enchufe en toda la casa la, radio había que oírla en un  solo sitio. En el rincón donde estaba éste. Así, cuando querías escuchar algo no te podías mover. Recuerdo que lo más escuchado eran los seriales de la tarde-noche.
 Una noche, estábamos la familia de pleno en el rincón  escuchando un serial, (piporro en medio para no perder el hilo). El silencio era absoluto.
Todos concentrados escuchando la  novela y en mitad de esta llamaron a la puerta, -en ese tiempo no había timbres-. Los golpes en la puerta sonaron tan fuertes que nos quedamos todas quietas mirando a mamá. De pronto se oyó una voz: ¡Antonia, abre que soy yo! Mi madre conoció la voz y su reacción fue ponerse el dedo índice en los labios apretando con fuerza, para que los demás no abrieran los suyos. La voz seguía hablando y decía: ¡Antonia abre que soy Luisa! Me he quedado sin aceite y ya está cerrado el comercio. Mamá seguía con el dedo en la boca exigiendo silencio. Lo suyo era seguir escuchando el serial. Luisa estaba en la puerta hablando sola y diciendo: ¡Ésta mujer está en el patio y como tiene la radio puesta no me oye! Con ello, no sabíamos si reír o seguir escuchando, pero preferimos no perder el hilo del serial. Mamá lo tenía muy claro. Para ella la radio, en concreto r.n.e,  era lo primero.
A Luisa ya la conocía, siempre estaba igual, nunca tenía nada en casa y esperaba que cerrasen las tiendas para pedir a todo los del barrio. Mamá sabía que si ella no le daba el aceite buscaría a otra vecina.  Cuando terminó el capítulo mamá cogió su silla de enea baja y se sentó en la puerta a tomar el aire. La vimos salir  andando despacio moviendo su vestido negro y arreglando el moño que sujetaba su pelo.
   Mamá estuvo en la puerta hasta la hora de cenar. Luisa esa noche no salió a tomar el fresco, los vecinos de esa calle, las noches de verano nos reuníamos en las puertas. Contábamos historias o chistes, ni que decir tiene que de vez en cuando salían a la puerta, las sandías o melones, para compartirlo entre los vecinos.
Esto se hacía, cuando ya estaba avanzada la noche, ¡esos, éramos vecinos! No lo que hay hoy
  Mamá pensaba que Luisa estaba enfadada por lo del aceite, Luisa, no salió a tomar el fresco.
Esa noche cenamos, sopas de tomate y sardinas fritas. Terminada la cena y después de recoger la cocina nos fuimos todos a la calle, bueno todas  no, las mayores nos quedamos escuchando música en la radio.
   Dio la hora de acostarse y entramos al patio, allí era donde dormíamos. En verano, en Cáceres hace mucho calor y dentro de la casa era un horno, y con unas mantas en el suelo del patio, se hacían las camas. Cabíamos toda la familia, se estaba muy bien, incluso de noche nos teníamos que arropar.
A las cuatro de la mañana llamaron a la puerta, era una hija de Luisa, esta vez mamá abrió sin esperar. La hija de Luisa lloraba diciendo que su madre estaba enferma y ella no sabía qué hacer. Mi padre fue rápido a la Casa de Socorro (estaba cerca).Allí estaban de servicio, dos Guardias Urbanos y vinieron con su coche a por ella. Como muchos saben, en aquellos tiempos no había ni para comer, cuanto más para coche o teléfono. Por eso los guardias eran los que socorrían muchos casos.  La Casa de Socorro estaba en la C/ Machacona, pero había que ir donde ellos estaban. Los agentes trasladaron a Luisa al Hospital Provincial donde quedó ingresada. Antonia no se separo de la cama de Luisa. Pero Luisa a la seis de la mañana falleció Antonia lloraba por su amiga, pero ya no podía hacer nada.     
                 En Cáceres a 4- 4- 2012.  
                                   Joaquina Campón. 

jueves, 1 de diciembre de 2016

Carta a juan



Carta a Juan

               En  Cáceres a 29-2-2010.
  Querido Juan sé que estar preocupado por lo de Ambrosía.
    La encontré en el Hospital de Coria, estaba rodeada de todos sus hijos, después de hablar con ellos en el pasillo y contarle el motivo de mi visita, ¡con el correspondiente asombro por parte de estos!, pero no impidieron que hablase con ella. Le dije que Casimiro y Carmen habían sido vecinos de mis padres y Casimiro contaba muchas veces la deuda con Ambrosía. La resolución de Ambrosía fue, darme el dinero suficiente para comprarles un ramo de flores a los padres de Carmen. Estos se pondrían muy contentos al saber que  Ambrosía le ha saldado su deuda. Pidió a sus hijos le hicieran una visita al cementerio, los hijos se lo prometieron a su madre. Quizás nos encontremos en la ciudad, ya te contaré, un fuerte abrazo de esta que no te olvidará.  
                                                         1-12-2016   Joaqui.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Sugerencias de LolaSugerencias de Lola Lola, era una mujer corriente jubilada y sola. Ya sabemos cómo son las pensiones en España. Se levantó y después de lavarse la cara con agua fría, fue a la cocina y tomó un café, puso la radio, RNE, escuchando a Juan Ramón Luca, y se puso más triste de lo que ya estaba. La radio comentaba lo que nos íbamos a gastar de media cada Español en estas Navidad. Las cifras eran desorbitantes, ella miraba su monedero (que tenía cerca) y decía, a mi me han quitado el sueldo de este mes, se ha pagado la luz, el agua, el seguro del hogar, y por si fuera poco dicen que es Navidad ¿Qué será eso? No sé de qué habla la gente, para mí es un mes triste muy triste, en este mes perdí a mis padres, una hermana, y a mis tíos más querido. La Navidad parece ser inventada por los comerciantes, para sacar el dinero de la paga extra y vaya si lo consiguen con los incautos que le siguen el juego. Todos tenemos que hacer una cena extra, comprar lotería, hacer regalos, y comer langostinos, ¡Con lo mal que le sienta a mi Colesterol! Terminó de tomarse el café se vistió se puso su abrigo raído de Pana cogió el bolso y fue camino del mercado de Abasto. Dio tres vueltas al recinto observando los precios de los productos. Se paró en el puesto del pescado, pidió la vez, la señora que iba delante de ella hacia su compra. Deme ese besugo no, no, el otro de al lado que es mayor, también quiero un Rodaballo, ese, ese es bueno, dos kilos de langostino de esa caja del rincón y me pones esa pieza de Mero, esa es buena. Tiempo para la preparación. En esto ¡pensaba! Que ganas tengo que pague, así veo en estas fechas del mes dinero? Termino la compra y dijo, ¡Aurelio, luego vengo a pagarte que ahora tengo prisa! Oyó una voz diciendo, ¿Señora, que desea? Lo dijo tímida de me dos sardinas, el pescadero se lo volvió a preguntar dos, dijo sí, dos, en esto bajito, ¿Qué más quiere? Un Jurel, ¿Quiere algo más? No ¿Cuánto le debo? Pagó y salió del puesto tras las miradas de los demás. De ahí fue al puesto de las verduras, estaba solo, se paró, el hortelano era un chico joven, señora tengo de todo, ¿Qué desea? Ponga unas acelgas ¿Qué más señora? ½ kilo de tomates, dos pimientos verdes, ½ de cebollas, una cabeza de ajos y dos kilos de patatas. ¿Cuánto valen esas lechugas? Vamos a ver, le doy dos lechugas, un repollo y esa coliflor por un euro, ¿Le parece bien? Bueno, señora si quiere puede llevarse unos melones de esa caja, porque para el próximo día no creo que lleguen, cogió los melones y el resto de la compra y se marchó más contenta que unas pascuas. Comentaba el hortelano, ¡A ver si cuando yo esté jubilado, encuentro a alguien que me pueda ayudar! Pobre señora. 10- 11-2010. Joaquina Campón.




Sugerencias de Lola

 Lola, era una mujer corriente jubilada y sola.
Ya sabemos cómo son las pensiones en España.
Se levantó  y después de lavarse la cara con agua fría, fue a la cocina y tomó un café, puso la radio, RNE, escuchando a Juan Ramón Luca, y se puso más triste de lo que ya estaba.
La radio comentaba lo que nos íbamos a gastar de media cada Español en estas Navidad. Las cifras eran desorbitantes, ella miraba su monedero (que tenía cerca) y decía, a mi me han quitado el sueldo de este mes, se ha pagado la luz, el agua, el seguro del hogar, y por si fuera poco dicen que es Navidad  ¿Qué será eso?
       No sé de qué habla la gente, para mí es un mes triste muy triste, en este mes perdí a mis padres, una hermana, y a mis tíos más querido. La Navidad parece ser inventada por los comerciantes, para sacar el dinero de la  paga extra y vaya si lo consiguen con los incautos que le siguen el juego.
Todos tenemos que hacer una cena extra, comprar lotería, hacer regalos, y comer langostinos, ¡Con lo mal que le sienta a mi Colesterol!
     Terminó de tomarse el café se vistió se puso su abrigo raído de Pana cogió el bolso y fue camino del mercado de Abasto.
Dio tres vueltas al recinto observando los precios de los productos.
Se paró en el puesto del pescado, pidió la vez, la señora que iba delante de ella hacia su compra.
 Deme ese besugo no, no, el otro de al lado que es mayor, también quiero un Rodaballo, ese, ese es bueno, dos kilos de langostino de esa caja del rincón y me pones esa pieza de Mero, esa es buena.
Tiempo para la preparación. En esto ¡pensaba!  Que ganas tengo que pague, así veo en estas fechas del mes dinero?
Termino la compra y dijo, ¡Aurelio, luego vengo a pagarte que ahora tengo prisa!
Oyó una voz diciendo, ¿Señora, que desea? Lo dijo tímida de me dos sardinas, el pescadero se lo volvió a preguntar dos, dijo sí, dos, en esto bajito, ¿Qué más quiere? Un Jurel, ¿Quiere algo más? No ¿Cuánto le debo? Pagó y salió del puesto tras las miradas de los demás.
 De ahí fue al puesto de las verduras, estaba solo, se paró, el hortelano era un chico joven, señora tengo de todo, ¿Qué desea? Ponga unas acelgas ¿Qué más señora? ½ kilo de tomates, dos pimientos verdes, ½ de cebollas, una cabeza de ajos y dos kilos de patatas. ¿Cuánto valen esas lechugas? Vamos a ver, le doy dos lechugas, un repollo y esa coliflor por un euro, ¿Le parece bien? Bueno, señora si quiere puede llevarse unos melones de esa caja, porque para el próximo día no creo que lleguen, cogió los melones y el resto de la compra y se marchó más contenta que unas pascuas. Comentaba el hortelano, ¡A ver si cuando yo esté jubilado, encuentro a alguien que me pueda ayudar! Pobre señora.  
                                                                                                    
                     10- 11-2010. Joaquina Campón.