La zona de los troncos era como un mosaico de canterías, repartidas
por un gran espacio, en los suelos se fueron formando figuras que enriquecieron
el paisaje. Las bombas de la guerra solo destruyeron el edificio, pero las
canterías no se dejaron intimidar ellas se fueron colocando caprichosamente
unas apoyadas en las otras, en distintos nivele formando figuras que antes el
molino no dejaba ver.
Al fondo del molino, estaban las piedras de moler, allí, en medio del
regato recibiendo el agua para refrescar sus penas.
Atrás quedaron días de trabajo intenso ayudando a los vecinos a moler
su trigo. La piedra soltaba el agua del arroyo. Pero se recreaba cantería abajo
despacio, besando la mano que años atrás ayudo a tantas personas a comer,
gracias a la ayuda de la hermosa mole.
14-10-2015 Joaqui.
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