lunes, 22 de junio de 2015

Las bisagras



Las Bisagras
Esa noche estábamos con mamá en la puerta de casa, ella no ha sido muy comunicativa, pero entendía que hay cosas que se deben de transmitir a los hijos.
Empezó hablando despacio, y fue levantando el ánimo según iba hablando.
 Me dijo despacio, vez a por la caja que tengo en el armario, esa que hay abriendo este, a la derecha.
 Era una caja de latón, color verde y tapadera del mismo color. No muy grande, pero pesaba bastante.
Llegando a la puerta, se la di.  La estuvo acariciando largo rato, después al abrirla, saco unas bisagras de hierro, nos extrañó el tesoro que guardó años sin decirnos el contenido.
Se puso muy triste, y acariciando estos trozos de hierro de una parte de su vida.
Fue sacando uno a uno, y nos lo fue entregando, por parte separadas.
A la mayor, se lo entregó uno entero diciendo.
Toma a ti te corresponde tener la responsabilidad de que nunca estén separados.
 A las de más, les doy la mitad, para que sepan que su misión es reunirse cada cierto tiempo y seguir la unión que quiero para mis hijas.
Cuando atéis tristes y os encontréis solas, unir esos trozos de hierros, y seguid en la vida como he deseado.
22-6-2015 Joaqui.  

jueves, 18 de junio de 2015

Las vacaciones



Las vacaciones


Después del largo camino, y llegando al destino, observas todo lo que rodea a tu nueva casa, por unos días pero tu casa.
Embarcas en un entorno desconocido. Por mucho que mires, nada es familiar. Las paredes, el personal y sobre todo la habitación.

Dejas atrás los paisajes, esos paisajes maravillo sos que quisieras llevarlos en la maleta de por vida.
Sin embargo desaparecen como las vacaciones.
Solo nos quedan recuerdos que se van borrando con el tiempo.
Lo que no se olvida son los amigos que esos días te han alegrado la estancia en ese entorno.
 Unos por su simpatía, y otros porque aportan la cercanía de la familia que dejaste atrás.
Algunos se conservan durante años, y si tienes la suerte de vivir cerca, se fragua una gran amistad.
Eso son los amigos que no te piden nada, solo que estén pasándolo bien sin preguntar, de dónde vienes y a dónde vas.
                 18-6-2015 Joaqui.

miércoles, 17 de junio de 2015

Recuerdos



1
Recuerdos
La muerte de papá nos cogió desprevenidas de todo, sobre todo de dinero y desamparadas ante el mundo.
Mamá se puso una coraza antes la sociedad y se refugió alrededor de sus hijas.
Después de un mes sin salir de casa rezando todas unidas. Mamá decidió salir al cementerio.
Antonia caminaba delante con las pequeñas, las mayores detrás.
Finales de abril, todas vestidas de negro, velo a la cabeza, mangas largas con sus correspondientes medias.
Cabizbaja nuestras cabezas para no ver lo que pasaba a nuestro alrededor e intentando esconder las

2

Penas que encerrábamos en nuestro corazón 

Llegando al nicho, algunas lloramos en silencio, mamá antes de salir dijo, que nadie nos viese demostrar nuestro sufrimiento, para mamá las penas eran solo nuestras, y al mundo no hay que demostrarle nada.
Con esta actitud se suponía que todo estaba bien. Siempre decía, las penas no te las quita nadie, y compasión…
Las penas del alma son para uno mismo.


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Desde ese día se puso al frente de la casa y arropando al tesoro que le quedó el amor de su vida.
Dinero no dejó mucho, pero con las propiedades acumuladas, hizo frente al caminar de una nueva etapa de su vida.

Antonia tenía razón, allí no apareció nadie a preguntar como estábamos, o si necesitábamos dinero, al contrario,

 La familias que sangraban a papá, desaparecieron de nuestras vidas. Cosa que no se entendía viviendo en la misma ciudad, es como si no hubieran existido nunca; bueno si, cuando vendimos una de las
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     Propiedades, vino un hermano de papá a pedir un préstamo, mamá le prestó el dinero, que le pagaron fraccionada mente, y desde entonces no volvieron a visitar a mamá.
Faltando papá se cerró la fuente.
Mamá salió adelante formando el círculo que ella formó con sus hijas.
17-6-2015, Joaqui.

lunes, 15 de junio de 2015

Mi ciudad



1
Personajes:
Petra, 1ª mujer.                       
Rosario, 2ª mujer.                   
Bernarda.                          
Francis y Carmen.
Fausto, Marido de Marga.        El pueblo se divierte. Varios.
Inocencia, Mujer de Evaristo.   Sergia, Y Pay.  
Julio, Marido de Rosa.              Sole.  
Amparo, Mujer de Juan.                   Policías.

          Narrador.         
          Seis de Abril, once de la                     mañana.
                          Día soleado, viento suave,
                         La temperatura invitaba a   salir,
2                         A recorrer las   calles.
                          Esta mañana me encontraba pesado,
                         Aún así, decidí dar la ronda acostumbra,
                         
                         Después de llevar buen trecho,
                          (Calle Pizarro).
                          Puesto este nombre por el Conquistador.
                          Ese señor que marchó a las Américas,
                          De allí trajo fortunas y          compañera.
                          
                      Entré en calle 47, calle    estrecha,
3         Casas antiguas.
                       Seguí caminando.
 Hasta terminar el último recoveco que iba a desembocar en la plazuela que da al lateral del edificio de las Candelas.
                       Antes de salir de la calle, dos señoras,
                       Petra y Rosario, estaban sentadas en su puerta,
      (El umbral era un sitio idóneo para echar un cigarro),
     (Eso era lo que ellas dijeron). Sus comentarios, en ese momento, eran dirigidos a la casa Nº 009.
                   Decía Petra a Rosario.
 Rosario; te acuerdas cuando en esa casa vivía Marga, ¡Cómo vivía la señora! (dando movimientos con su cuerpo) sus trajes
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siempre impecables, iba a Madrid a comprárselos…
¡Claro que se lo podía permitir! En su cama dormían más los maridos de las mujeres de este pueblo, que en su propia casa.
¡Como se dio maña de emplear al marido, sí, en la Administración, esa que estaba en la Plaza Mayor al lado del Ayuntamiento!
 A Marga, le dieron una plaza de ordenanza, en el mismo organismo.
Pero el amante principal, se la llevó a Madrid, (allí campaban a sus anchas sin que nadie pudiera reconocerlos).
Marga era muy guapa su cuerpo era admirado por los hombres y envidiado por las mujeres, del cual supo sacarle partido.                        
 Rosario,        
5 
Envidia de no valer lo que ella, en lo de más, nada, nada. Así, siguieron con sus comentarios y sus ademanes de cuerpo y manos.
Narrador,    
Gente pobre que en tiempo de guerra salieron adelante gracias al vicio de los hombres. Lo curioso de la época, ¡para llevar dinero a casa no había, pero para ir de “putas“!..
Fausto.   Buenos días; Petra y Rosario, contestaron las dos a la vez.     
Buenos días Fausto.  Pasado el vecino, dando los buenos días. Ellas se dieron de seña, y callaron hasta que se pedio en la calleja.
Narrador,               
Cuando desapareció, se echaron a reír, comentando.

6
 Petra,           ¡Mira como se ha quedado Fausto de esmirriado! Desde que se fue Marga a Madrid, él vive solo con sus hijos. Todavía trabaja, no puede ir a reunirse con ella. Esa pena la lleva arrastrando desde que Marga se marchó. ¡Pobrecito! Sus cuernos eran unos de los más hermosos; a Fausto le pesaban y nunca pudo con ellos.
                      
Narrador.    Los comentarios eran jugosos. Empezaron a hablar de Paula (otra vecina del barrio),
Rosario.  Empezó diciendo, pobre cita que borrachera se cogía, con eso de que se iba a trabajar, al llegar a casa se había dejado el sueldo en la taberna. Todo se lo gastaba en vino. Paula penó mucho en su vida, trabajó, limpiando en casa del
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médico. Pero nunca tuvo nada suyo, en los bares invitaba a cualquiera que estuviese a su lado.                           A Paula, le daba por llorar por su madre, su madre, no quería que se casase con Evaristo, porque no la quería.   
Petra.   Le contestó, se arrepintió toda          su vida.
Un día viniendo del trabajo, la atropelló un coche. Unos dijeron que fue ella la culpable. Lo cierto es que ese día traía unas copas más de las acostumbradas. Dejó su maltrecha vida, descansando de su mala suerte.
Petra,          
 Evaristo, pronto se casó con Inocencia, ¿no te acuerdas de ella?, Sí, hombre, aquella que era más fea que pegarle a un padre.
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Para Evaristo esta fue su segunda criada, él solo quería eso de las mujeres, Sí, qué le limpiasen la casa y para hacerle la comida, por unos cuantos reales. Que era eso lo que le daba.
Evaristo, se quedaba con la mayoría del sueldo, ¡A él qué más le daba!, lo suyo era guardar para el día de mañana poderse enterrar en el pueblo vecino en donde nació. “Esto se lo decía a Inocencia”,
Rosario.      
E Inocencia (que era lista) pronto se fijó donde Evaristo hurgaba cada vez que cobraba. Dejo pasar el tiempo, y una noche Evaristo. Se marchó al más allá.
 Inocencia.    
“Inocencia llorando”, y cuando llego el momento de enterrarlo, mando que fuese
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Enterrado en la fosa común de los pobres, él no tenía dinero para más.
Rosario,       
Pasado un tiempo, Inocencia se le vio florecer su vestimenta y su vida cobro el lustre, que Evaristo le quitó.      
   
Julio,          
En esto pasó Julio diciendo. ¿A quien le estáis quitando el pellejo? 
 Petra se levantó y con las manos en jarra le dijo: Tú, calladito, que para ti también hay.
Tú vigila a Rosa, ¡ah!, y no te olvides de llevar el pan cuando vuelvas, porque será Rosa, la que se quede sin probarlo. Julio agachó la cabeza y atravesó la calleja.   
Narrador.
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Allí quedaron sentadas comentando al el resto de los vecinos, ahora le tocaba, a Rogelio…
En ese momento entraron en la calle, un grupo de mozas. Cántaros al cuadril y en la cabeza.
                    Venían cantando, la canciones de Extremadura.
                    Traigo de por los campos de Extremadura la nobleza más pura de mis cantares. 
Jóvenes del lugar, que con su belleza, alegría, y juventud, alegraban las calles iluminando el espacio donde llegaban.
                   
                       Las jóvenes pasaron cantando alegremente.

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La fuente estaba al salir de la calleja.                                     
Rosa…,      
Te acuerdas de Rogelio,    este que de joven se marchó al extranjero, y vino más pobre que cuando se fue, dicen de él, que no tuvo suerte.
Petra.           
(Eso dicen unos),
Rosario.   
Otros, comentan que se casó con una señora mayor, a la cual, quiso mucho, pero ella estaba enferma y todo lo que ganaba se lo gastaba en medicinas, ¡con lo bien que le hubiera ido con Verónica! Ellos se querían, ¡pero la pobreza de Verónica!… Los padres de Rogelio no permitieron ese enlace.
Petra.          

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¡Mira, que él no tenía nada más que las tierras del padre!, ¡claro! que con eso la familia salía adelante.
Fíjate la suerte que tuvo Verónica, ¡ese señor que vino de fuera, no le importó que no tuviese dinero!, se casaron y se marcharon a Bilbao, y cuentan los que la han visto que ha sido una mujer feliz.
 Rosario,         
¿Te acuerdas de Amparo?, si hombre, la que vivía en la parte de arriba, al final de la calle en el Nº 2, Juan, su marido, era carpintero y trabajaba de sol, a sol.
                        Siempre en ese taller que le sirvió de refugio.
No se atrevía a salir de casa, porque saliendo, los comerciantes le reclamaban débitos de Amparo.
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Petra,          
 Amparo, ¡qué maña se daba de gastar más que lo que su marido ganaba! Con esto Juan penó mucho, nunca estaba tranquilo paseando por las calles del pueblo, siempre le perseguía algún comerciante.
Rosario,        
Para pedirle las trampas de su mujer.
 Amparo no era mala, pero el vicio de comprar más de lo que su sueldo alcanzaba, era un sin vivir de las familias que lo sufren.  
Juan estaba avergonzado, y una madrugada se marchó del pueblo.
                        Así evitó a los curiosos y de paso, que nadie le pidiese algún atraso.
Narrador-     
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En aquellos años la calle era muy divertida, no hacía falta salir de ella, para estar entretenidos.
Rosario,        
Petra, ¿te acuerdas de Bernarda?, si la que solo comía los primeros de mes, sí, sí, por ser una golosa, el resto se tiraba comiendo patatas y legumbre (y pocas claro) a primero de mes compraba goloseo y ¡el dinero con esto, dura poco!, y para remate, su marido le daba la mitad del sueldo, el muy sinvergüenza, empezaba a gastar en el bar por la mañana, y se tiraba gran parte del día.
Eso unido a la lotería. Bernarda no tuvo nunca una peseta, en esa casa solo vivía el sinvergüenza del marido.     
Rosario,           

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 Petra. A mí, lo que más me gustaba era la hora de ir a por el agua, a la fuente. Cada día se veían y escuchaban peleas por ser los primeros en llenar el cántaro.
 Ayer, sin ir más lejos, le toco Francis y Carmen, las dos llegaron casi al mismo tiempo, pero Francis que es más guerrera, se las ingenio para ponerse la primera. Carmen está cansada de que siempre haga lo mismo, (le tiene envidia porque su esposo se fijó en ella, y a Francis le gustaba), así, siempre que tiene oportunidad, se enreda con ella.
                       Carmen y Francis,     Salieron por los pelos y, los demás contentos con que sean los otros los que riñen.
En todas las peleas nadie, nadie, defiende, al
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otro, para que la fiesta siga, azuzan para que dure. 
       Petra           
 ¿Y de Sergia, te acuerdas?, la pobre qué poco curiosa era. En su casa no se podía entrar. El fogón, siempre lleno de cacharros, las cosas sin orden, las ropas por doquier.
¡Y la ropa!, ¡nunca llevaba al marido cosido y planchado!
¿No sé de qué se enamoró???
Pay trabajaba y cuando llegaba a casa,
Ni la comida le tenía hecha.
 Pay se da cuenta pero, es tan bueno
 Que no sabía decirle.
 Rosario,       


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 Pavi estaba cansado de decirle.    
                        Sergia, cada uno debe de asumir una responsabilidad tu, en la casa, yo, trabajo, y vengo a casa a buscar un poco de descanso y de paz, pero poner muy poco de tu parte.

Esto le decía, pero nunca ponía nada de su parte. Sergia nunca le hacía caso,   no tuvo responsabilidades, y ninguna obligación fuera de casa.

Petra,           
Una pena de casa. ¡Y mira si era guapa!, pero el tiempo se lo tiraba mirándose al espejo, pero el espejo, no hacía nada por ella, Ja, ja, ja…
                               El marido, una mañana, se


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marcho al trabajo y no volvió.
Rosario.     
Dicen que lo han visto en un pueblo de Bilbao, Braulio estuvo con él y comentó, que su vida no tenía sentido sin su esposa, pero no podía vivir en esa casa.
Narrador,      
¡En este momento vieron correr a Soles!, Petra y Rosario, poniéndose en medio de la calle la esperaron.
Petra,         
¿Soles qué pasa?
Sole, no lo vais a creer. Fausto acaba de matar a su jefe. Por lo visto el jefe ha llegado esta mañana al trabajo, y acercándose a él y le ha comentado a Fausto.



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Fausto, ayer Rosa me ha   preguntado por ti y le he dicho que estas más delgado.
                        Fausto.
Sin decir palabra se ha abalanzado sobre él, clavándole un cuchillo. Y lo ha dejado en el suelo sin vida, ante la mirada de los compañeros.
            Sole.                    
 La policía, se lo lleva a las dependencias policiales, pero Fausto iba sonriente.
                         Fausto se ha liberado de las burlas de los compañeros, y de su jefe.
                       Con esta acción su mente se regocija satisfecha, de la herida que le ha estado recomiendo tantos años. Por eso sonríe. No le importa lo que venga, su vida estaba rota hacía mucho tiempo.

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Sabe que no volverá a estar con Marga, por ello su vida la perdió cuando ella se fue.
Los compañeros dicen que se ha liberado del peso que arrastraba. Desde que Marga se alejo de él para irse con el jefe.
Sole,                   
 A Fausto, todos los lunes, el jefe le comentaba cosas de Rosa, y hoy no ha podido aguantar las burlas y menos, la sonrisa de sus compañeros.
          Narrador,               
Dejando estas, se pusieron a fregar las puertas, los maridos estaban a punto de llegar…   
           Petra,             
 Se lo tenía merecido.


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                    Al fondo sonaba una música de canciones populares extremeñas, se pararon para escuchar. Y siguieron haciendo sus faenas y cantando al compás de la música.  
Cante popular.
Me han dicho que no me quiere, Olé, Soledad,
Eso que tengo a mi favor,
Que el oro aunque lo desprecie,
Nunca pierde su valor.
   Los personajes irán pasando al mismo tiempo de lo narrado, las vestimentas serán de los años cuarenta.  Faldas largas, y blusas negras mandil grises oscuros, zapatos y medias negras, peinados recogidos, moños con redecillas sujetos con horquillas.

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Al fondo la música extremeña sonará con frecuencias.
Escenarios de esa época.
En la calle, los cubos, bártulo para fregar.
22-07-2014 Joaqui.