viernes, 26 de diciembre de 2014

El encuentro



En ese momento, se levantó Asunción, marchó a la cocina, trayendo el pan en un cesto, que soltó en la mesa con desprecio. Juana, le llamó la atención,    ¡Cómo quieres que esté delante de estos!  Alejandro se levantó muy aireado, ¿Qué quieres decir?  
Sabes lo que pensamos.
Vosotros vivís como grandes señores, como lo que sois y de nosotras… ¡Qué!  Tono alto. ¡Te acuerdas! CUANDO ERAS PEQUEÑO ¡QUÉ PRONTO TE HAS OLVIDADO! SIEMPRE ESTUVE A TU LADO. MADRE, CON LA TAREAS DEL CORTIJO NO PODÍA ATENDERTE, Y CON TUS CONTINUAS TRAVESURAS. MUCHAS VECES ESTABA SUBIDO EN EL ÁRBOL FAVORITO ­_el olivo_ en el, cuantas veces compartí mi merienda; tú estabas castigado. Muchas veces, porque nunca pensabas en las consecuencias. Como la vez que del cortil olvidaste cerrar la puerta y el potrillo echo  a correr y su busca duró varios días. O el día que trajiste la cesta de los huevos vacía, por que se te ocurrió matar peces como si los huevos fueran piedras.
Estaría contando toda la noche.
Sin contar el tiempo que tuve que llevarte a la espalda para que no te mojases los pies, cuando te llevaba al colegio. ¡Y mira! Este pago es lo que recibo.

Deje mi juventud por ayudar en casa; mientras las mozas de mi edad se pasaban las tardes en el granero con el novio.
Yo no tuve tiempo pa mí, nunca supe lo que era un hombre.

Ahora es tarde, estoy vieja y pobre, y a estos, no los quiere nadie.
¿Y tú Pablo? ¿Nunca viste a madre de llevar las cestas de huevos a los maestros? ¿Y la carne de de los corderos en fiestas? ¡Y..., no fiestas! Eso es lo que hemos estado haciendo ¡La familia! Esa familia que olvidasteis, hace mucho tiempo.26-12- 2014 Joaqui.

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