domingo, 3 de noviembre de 2013

La Amarga espera



      La Amarga Espera

-Hace tiempo que vengo relacionándome con Marichu.
 A través  internet, conocí una de las organizaciones colaboradoras en la lucha contra los crímenes que se están cometiendo en Ciudad Juárez, llamada.

- Nuestras Hijas de Regreso a casa.

Es una organización de familiares y amigos de las víctimas.

Sus fundadoras fueron Marisela y Norma. Sus hijas corrieron la misma suerte que Imelda.

Marisela y Norma me pusieron en contacto con Marichu que colabora con  esta  organización desde que perdió a su hija Imelda,

 Con la ilusión que partió a trabajar y desapareció  para no volver. Una muerte más en Ciudad Juárez.

Están volcadas en que  algún día puedan dar respiro a los habitantes de esa ciudad. 

Unidas en la misma desgracia. Sus quejas van dirigidas al mundo entero, intentando que estos casos no queden impunes.

Con ellas, estamos todos.

 Llevaba mucho tiempo queriendo conocer a Marichu en persona y por fin me he decidido. Con la intención conocer la Ciudad Juárez y  Pasar un tiempo con ella.

Busqué información de los vuelos a tierras Mexicanas.

Todo preparado billete, maletas y un sinfín ropa y trastos que luego no sirven para nada. Mi idea era estar unos meses recorriendo  México. Conocer sus costumbres y convivir con Marichu y tantas familias sufridoras del narcotráfico y de la tiranía de sus malhechores.

 Hora señalada, cogí un taxi y marché para Barajas.  En el aeropuerto los vuelos iban con retraso. El día era caluroso.

 Puse la radio, después de un tiempo de música, empezaron las noticias.

Escuchaba con atención las largas listas del paro. Y sobre todo la cantidad de políticos ladrones que pululan en nuestras Administraciones.

Entran y salen de las cárceles como si fuera su casa. Y cuando salen, nunca devuelven lo robado, y siguen viviendo, De  Puta Madre”.

 La discriminación de los  desahucios, por culpa de los abusos de los bancos. Personas comiendo en los contenedores de  las basuras.

Y de los sindicatos, ¿Qué podemos decir?  -Se suponía, que defienden al trabajador-. ¡Cuánta mentira! Solo viven para ellos. Y pasan sin decir nada.  

Entre todos lo guisan y se tapan. Y por si fuera poco tenemos a la Casa Real, en boca de todos.

Así, estuve hasta la hora de la salida.

Sentada en el avión pensaba, ¿Es bueno solidarizarnos con Ciudad Juárez, pero no sería mejor arreglar primero tu casa?

Y con ayuda de todos cambiar estos chorizos y quitarlos del medio.

Seguí mi camino pensando en España. El vuelo fue largo.

En el aeropuerto me esperaba Marichu. Nos pusimos de acuerdo en la manera de encontrarnos y reconocernos.

 Le comunique a través de la ONG que llevaría un paraguas negro y blanco.  Representando lo  negro de su país y la luz que desean ver,                                                Bandera Española. Mandándole una foto por si no la conocían.

El encuentro fue doloroso para ambas. Sabíamos que en los días restantes nos esperaban lágrimas y el suplicio que para ella era  recordar lo sucedido a Imelda.   Nos marchamos en el bus para Juárez. Su semblante era demoledor

  Desde que desapareció Imelda, el sufrimiento  constante, había hecho de una persona joven, una anciana caminando sin  rumbo. 

Llegamos a su casa, casa  pobre pero acogedora. El cansancio del viaje primero, de un montón de horas de vuelo y después ese bus destartalado, con sobrecarga de personas y equipajes. Se me pasó al instante ya que tuve una acogida muy cariñosa por sus conocidos y amigos, que me estaban esperando.

Con El Paso, de los días cada vez conocía casos más espeluznantes.

Los familiares con problemas comunes se reúnen para contar y aliviar sus penas. Hijas, hermanas, madres… desparecidas y encontradas muertas en el Valle  de Juárez.

 Muchas chicas jóvenes y guapas.  En  común, la pobreza.

Las angustias vividas por la muerte de sus hijos pesan sobre sus almas. Jamás tendrán consuelo. Y cuando uno de ellos hablaba, conseguía  que todo el mundo se encogiese de rabia e impotencia, escuchando el encuentro con sus familiares muertos.

Para ellos, parte de la lucha era recordar los hechos y que no queden en el olvido.

Salir de casa era un calvario. Sobre todo de noche.

Marichu recuerda a Imelda su precioso diamante. Le gustaría verla llegar y olvidar la angustia vivida durante su ausencia.

Un  día, me llevaron a ver las cruces colocadas en la Loma del Poleo. Donde duermen los recuerdos de tantas víctimas. Si recordar los hechos era penoso, el lugar de las tumbas era desolador.     .

Las autoridades no hacen nada para solucionar tanta barbarie. Estás cierran página sin buscar soluciones.


Las Fuerzas Armadas Mexicanas no están sujetas al sistema de Justicia Civil, sino a sus propios Tribunales Militares.

Y en Ciudad Juárez, al poder de las armas.

Pasaban las semanas entre tanta pena y dolor y
 Una noche a solas en la habitación  pensaba en mi tierra.

  Desde la distancia y viendo el mundo de  horrores  que Juárez está viviendo pensé,  España.

España,  es un paraíso.                                                       
                                               28-07-2013  Joaquina.

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