viernes, 29 de noviembre de 2013

Las Leyes



 Las leyes
Nuestros políticos de turno, se han dado mucha prisa en sacar  el escudo más inmenso en contra de los ciudadanos.

Tampoco estoy a favor de que acosen a nadie.
 Pero el pueblo debe de protestar, cuando las cosas no las hacen bien.
Los ciudadanos de a pie, vemos la cantidad de asuntos que tienen que arreglar.
Ejemplo: La educación, sanidad, EL PARO y las famosas pensiones. QUE A ELLOS LOS QUISIRERA VER MANEJANDO DICHA CANTIDAD.
¡Cómo vamos a estar contentos!

Recuerdo en una ocasión. En la época se prohibió fumar en los establecimientos públicos. Una señora entró en una tienda. Preguntó a la dependienta. ¿Por favor, se puede fumar? La dependienta la miró fijamente, y levantando el brazo e indicando con el dedo índice (dirección la calle)  le contestó. ¡A fumar a la “Puta” calle!
Cuando las cosas se hacen mal, eso es lo que uno se encuentra.
                                    29- 11- 2013 Joaqui.

jueves, 21 de noviembre de 2013

La Caracola



La caracola

En el aire suelta el dolor que la oprime. Quiere sonreír y sus pupilas reflejan el dolor de su corazón.

Lo mismo que la caracola posada a la orilla del mar.
Llega la ola y subiéndola en su lomo la voltea. Intenta borrar su amargura. Pero volviendo a la playa, su cuerpo late. Pronto se olvida del baile. ¡Ha durado tan poco! Y sus penas vuelven a brotan en su cara.
La muerte de su hijo joven, sus padres, el abandono del marido. Y recientemente la muerte de su hermana.
 Esa cadena de latigazos le está destrozando el vivir.
Intenta olvidarlo entregando su cuerpo al baile.
Su sonrisa dura, eso, lo que dura la música.
                                      
                               27-10-2013. Joaquina.

viernes, 15 de noviembre de 2013

El Matrimonio



El Matrimonio

Qué bonito es cuando todo va bien. Sexo, dinero, fiestas. Se quieren.

Miedo, mucho miedo que esto se acabe.
El cariño verdadero empieza cuando todo esto termina.

Entonces es cuando la unión de pareja  da frutos. Los problemas que vengan se solucionarán con paciencia.

Entrando en la vejez, enfermedad, y dinero justo. Ahí entramos en el primer escalón.

Y si hubo alguna vez amor, amor de verdad, empezamos a percibirlo.

Unidos como una piña. Sin dinero y cargando por igual en el dolor.

  Caminando juntos. ¿Qué bonito es cuando  llega  este momento? 
   Ese camino es el mejor y es cuando más se disfruta de la vida de casado.

No se está apegado a intereses económicos solamente cuidar del otro.

Eso, es amor.                      09-11-2013   Joaqui.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Pabellón nº 1



  Pabellón nº 1

 Nichos viejos y  abandonados. El tiempo muestra la vejez de sus dueños con el deterioro de sus tumbas.
En el pabellón nº.1, Años de historias han pasado. En ellas se ve la suciedad y el abandono. Pocas flores y las que están. No se les podía llamar así. Pues solo se observan unos penachos de hieros doblados y retorcidos.

En el nicho nº 14. Una anciana sentada en el suelo. Mal vestido. Sus harapos denunciaban su mísera vida

En el nicho unas marchitas flores. La mujer lloraba y sus palabras al difunto no eran de rezo o, pena.

Le contaba a viva voz lo malo que había sido con ella. Diciéndole canalla ¡Por qué me hiciste sufrir tanto!

Abandonándome y a tus hijos por otra mujer más joven y rica que yo. Pero la vida tiene sus recompensas y ella te dejo al poco tiempo. Quizás no por no quererte, sino por que eras pobre. Cosa que a mí nunca me importó.
 Ne te mereces ni estas flores marchitas que termino de coger del contenedor de basuras.

Con ellas te demuestro lo poco que te debo.

Espero seguir disfrutando del tesoro de mis hijos. Del cual tú perdiste.  
                                             09-11-2013 Joaqui.  

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El Bar




El Bar
Cáceres   Extremadura.
 Nos situamos en la Plaza Mayor, dirigiéndonos al Norte. Cogemos la primera calle a la izquierda, entrando en la  dicha Plaza  del Duque. Bajamos por C/ Santi Spiritu. Que se encuentra entrando en la plaza a la izquierda. Ya en la calle, a la derecha vemos el Cine Capítol.  Frentes, la Casa Grande. Seguido de Capítol la C/ Nidos y frente a esta se encuentra el bar. 
 La puerta de la calle, de madera con dos hojas. Al abrir estas, hay otras dos de cristales transparentes para darle luz a las salas. Las segundas se quitan y se ponen, engarzándolas en los pernios. Los cristales pintados con un engrudo hecho de harina y agua muy disuelta, se pintaban  los cristales con una bola de algodón. Pasando  en el primer salón se encuentra la barra a la izquierda en forma de ele.
 La encimera de mármol blanco. Las paredes recubiertas de baldosines pequeños azul claros. Un adoquín de reposapiés. También de baldosas azules. A la derecha el wáter. Era como una alacena pequeña, puerta de madera. En su interior se encuentra un sumidero en el suelo y un urinario en la pared. La ventana pequeña, por ella no cabe una persona.               
Muros  de piedra encalada de metro y medio de anchos. Arcos de medio punto, bóvedas de cañón. En las tres estancias dominaba la misma arquitectura. En la primera sala se encontraba un velador con silla de maderas. Arriba en lo alto del arco que separaba las dos estancias un reloj.
En la primera se encuentra la barra y detrás de esta más altas, unos estantes con las botellas de licores. Coñac, Ponche Caballero, anís la asturiana, anís El Mono, Pipermín, Licor 43 y licores varios. Los utilizados en aquellos años.

Debajo a nivel del mostrador tres cajones de madera. Uno para paños limpios, el otro para facturas.  La caja de caudales era un cajón ancho y grande como los otros dos. Sin ninguna llave para guardar lo ganado durante el tiempo que el tabernero estaba en este guiso.
Debajo de la barra  unos estantes con vasos y botellas. Una pila con  grifo y agua corriente. Las botellas con el vino, Caseras y los sifones estos no faltan. El barril de cerveza en el suelo. Los botellines de cervezas el Águila, Mahou. Seguido de los cajones se encontraba el arcón con el hielo. Se reponía a diario para enfriar los refrescos, Pesi/cola, Mi rinda.
Al lado de este un cesto con el pan y en una cesta las bolsa de patatas fritas en sus bolsas de papel hechas a diario. En el suelo una tarima de listones de madera.
El salón segundo era igual que el primero. Con una ventana pequeña en lo alto de la pared al fondo a la derecha. Las  mesas de mármol, las estructura de forja. Alrededor de toda la estancia unos bancos de madera. Delante de las mesas algún que otro banco. Entrando en esta estancia a la izquierda en el suelo. Había una poceta en un rincón que hizo Juan en el suelo para sacar agua de un manantial que allí se encontraba. Se cuenta que en la antigüedad por esa zona pasaba Ríos Verdes y todas las casas de esa zona tienen pozos.
Pasando, la cocina.
El fogón de metro y medio por uno veinte. En él se encontraban dos hornillas de carbón. En cuales la mujer de Juan –Antonia- guisaba.
Esta estancia la luz era otra ventana en medio de la pared de la parte izquierda.

La luz la recibía del patio de la casa de la cual era los locales del bar. En la cocina se encontraban las garrafas de vino. Un cono grande en el que ponían unas escaleras para vaciar las garrafas dentro del cono y llenarlo.
Dos alacenas en las cuales se guardaban todas las viandas. Una mesa redonda y una cuadrada de apoyo del fogón. Entrando en la cocina en la pared de la izquierda un grifo. Debajo unos cajones de madera, para apoyar los baños de fregar la loza. En un baño se fregaba en el otro se enjuagaba. Los estropajos eran de soga que había que deshacer antes de fregar.
En el suelo un cubo para ir tirando las aguas sucias. Había que ir a vaciar al wáter.
Bar de barrio humilde. Allí se reunían todas las noches los vecinos cercanos y algunos de paso.
 El policía secreta, brigada del ejército, el maestro, el lechero, carbonero.
 Todos alrededor de las charlas. Otros lo suyo era el dominó y las cartas.
Entre chato y chato, - vasos de vino- iban degustando los aperitivos que Juan sabía ofrecer. Boquerones en vinagre, callos con tomates, Morcillas guisadas y algunas aceitunas sevillanas.
Una noche entró uno de los bebedores acostumbrado, pero ese día llevaba una copa de más.
 Juan (el tabernero) le invito a tomar un vino he intento que se marchara pronto. Jacinto pidió le llenase otra vez. Jaime (el policía) Le dijo, ¡Venga Jacinto, que te espera la familia!  Jacinto le miró fijamente y le dijo. Tú te callas, me iré a casa cuando termine de beber.
  Al oírlo Braulio, (brigada del ejército) dijo, ¿tú sabes quién soy yo?
Sí, un sinvergüenza igual que este, -refiriendo a Jacinto- Juan viendo cómo iba enredándose el asunto salió del mostrador e invitó a Jacinto a marcharse, consiguiéndolo.
 Juan pidió disculpas a Jaime y a Braulio, diciendo que no tuvieran en cuenta  las palabras de Jacinto, pues bebido, pierde el respeto a todo. Así lo hicieron.
En esto se escucharon voces en la calle. Salió Juan a ver qué pasaba. Viendo a Jacinto y a dos guardias civiles discutiendo con él. Jacinto les decía. Vosotros siempre montados a caballo y los soldados andando. Los guardias bajaron del caballo y se llevaron a Jacinto al cuartel de la guardia civil.

Los días posteriores contaba y enseñaba los negrales de su cuerpo.
 En esos momentos entró en el bar Marina  con su puro encendido. Una viejecita que se ganaba la vida vendiendo almendras por las calles con su cesta colgada de su brazo. Para ella lo más importante era vivir su vida sin que a los demás les importara la suya.
Pidió una copa de coñac. Saboreó su copa terminando de beber le daba un beso al culo del vaso. Mirando de vez en cuando a su hermano que jugaba  a las cartas. Pedro, –su hermano- la miraba pero escondía la cara. Al parecer  llevaban años sin hablarse. En sus rostros se veía la tristeza pero, no hacían nada por remediarlo.
  Rne sonaba bajo, con esto a los jugadores no les impedía la concentración.
 Se cuenta que una noche Marina salió del bar. Esa noche Pedro no estaba. Marina se sentó en el umbral de la casa contigua. Pasado cierto tiempo decidió marcharse. Poco antes de levantarse observó una sombra que tenía cerca. Se levanto comprobando que  era Pedro. Los dos se abrazaron. Sus lágrimas corrían sus mejillas.
 Marina acariciaba a Pedro como si fuera un chiquillo.
 Pedro comentaba lo mal que lo había pasado y le pedía perdón a su hermana. Marina decía. Esto no va a pasar más. De ahora en adelante seguiremos unidos como antes.
  En el bar todo seguía igual.
Al rato entraron unos chicos. Pidieron  unos vinos. Y se pusieron a cantar flamenco. Empezando por unas bulerías, seguido de fandangos y rematando la noche con unos tangos portugueses. Fue una noche inolvidable para todos los presentes. Incorporándose algunos de los vecinos que ya estaban descansando.

Pasada unas horas llegaron los municipales y se tuvo que callar el cante. Los bares se cerraban a las doce de la noche- Por aquella época-. Para  Algunos fue una pena dejar la fiesta. Juan le dio las gracias al cantaor y no le cobró la consumición
En la calle se pusieron a discutir entre ellos. Las voces iban cada vez en tonos más alto. Hasta que el murmullo se convirtió en pelea. Se pegaron entre ellos. Gracia que los municipales estaban cerca y los separó. Al parecer estos chicos, en ellos eran acostumbrados a terminar así.
 Días después se supo que el cantaor de flamenco era Porrina de Badajoz. De él se cuenta que era uno de los cantantes más famosos de Extremadura. En su casa Villa Rosa se organizaban todo los días fiestas.
José  Salazar Molina –Gitano-1924-1977. Para Juan fue una suerte tenerlo en su bar alegrando a los clientes.
Dieron las doce y media de la madrugada y Juan dio por terminada la jornada. Muchas noches como estas, tuvo  el  tabernero.

 Por ello se marcho a recibir el descanso bien ganado.

Año1955.  8-03-2013            Joaquina Campón.