El INCIENSO
Se marchó, le ha llegado su día.
Fue una persona que pasó por la vida silenciosa, sin pena ni gloría.
Lo mejor de ella era su sonrisa, eso la hacía como nadie, siempre estaba alegre.
Pero un mal día dejó de sonreír y pasó de la sonrisa a la tristeza, le invadió una soledad, que no la dejaba de compartir sus horas con los suyos.
El resto del camino hasta su fin ha sido doloroso, sobre todo para los seres queridos, pero ella solo era su sombra.
Sus paseos con ella misma, sin la compañía de nadie.
Después de la misa el sacerdote le ha perfumado, para que en el largo camino, recordara algo de la Tierra.
El Incienso.
6 -11- 2012, Joaquina Campón.
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