viernes, 3 de junio de 2011

la calva del cura

La calva del cura.

Empezó la misa, en la iglesia más importante de Cáceres,

El cura con su atuendo correspondiente, los creyentes correctos como Dios manda, antes un acto tan solemne, para los que allí vamos, es agradable pasar un rato solo pensando en hacer el bien ¡ por lo menos es lo que yo pienso! Allí solo van los que de verdad están a gusto con ese entorno de regocijo y de paz.
Para mi, la sensación de bien estar personal es grande, se critica mucho a las personas que están en es entorno, pero se debe de tener respeto a los que vayan.
Todos sabemos que la iglesia tiene muchos fallos, pero hay que saber separar, lo que la gobiernan, y lo que significa, pienso que esto ultimo merece la pana tenerlo en cuenta.
Separando esto se disfruta el tiempo que dura la misa.
Ya la misa empezada, el cura empezó a tocarse el pelo de la cabeza, con movimientos torpes y un poco nervioso.

Yo me encontraba en el lateral del altar, veía que se tocaba con mucha frecuencia el peinado, se me desvió más la atención al cura que a la misa, los que estaban de frente, no se daban cuenta de este detalle, frente al altar ni veían el problema como los de los lados.
De la cabeza del cura, empezó a desprenderse un mechón de pelo, muy despacito.
Primero dos centímetros, el cura seguía intentando sujetar algo que tenia en la cabeza.
Cuatro centímetros empezaron a descender de la cabeza del
Sacerdote.
Diez centímetros, ya teníamos mas interés por los movimientos del cura que por la misa.
Quince centímetros, esto ya tenia algo sabroso, era un gran mechón cayendo para abajo.
Se le iba apoyando en el hombro.
Veinte centímetros y la calva del señor sacerdote iba clareando.

En estos momentos, los presentes estaban percatándose del pelo, con la sonrisa en los labios.
Treinta centímetros, era una gran coleta.
Le colgaba en la espalda, el sacerdote no sabia que hacer con ese mechón de pelo.
Cincuenta centímetro, los presentes no se podían aguantar las risas, algunos lo hacían con disimulo, pero uno empezó a reír con ganas y esto contagio al resto del personal, algunos lo hacían con disimulo, pero otros no podían contenerse, esto los llevo a reír con ganas.
El cura quería seguir como sino pasara nada, pero no podía conseguir la atención del personal.
Comprobando que todo lo que allí ocurría era como un teatro y no la misa que el salio a decir, tomo una decisión.
Soltó los aperos de la misa, cogió la coleta y empezó a enroscarla, en su cabeza, el personal empezó a reír a carcajadas, pero el señor cura ala, a lo suyo, seguía enroscando los cuatro pelos en su hermosa calva.
Con una horquilla, quiso sujetar la punta del pelo, pero no pudo, el pegamento ya se lo llevo el pelo.
Corría para terminar la misa y cuando bajó a repartir la Sagrada Forma, se le volvió a caer.
Pero esta vez y no disimuló, la dejó caer y la movía de un lado para otro, este se le notó una sonrisa de liberación, por fin.
Fue el día más feliz de su vida, su libertad antes los de mas, no volvería a esconder su calva y supo llevar con dignidad su hermosa frente.
Comentaba des pues que le hubiera gustado tener
una gran melena, pero eso es lo que tenía.
No tuvo más remedio que conformarse con su hermosa calva,
y aguantarse con lo que la vida nos aporta, el día a día.

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