martes, 19 de enero de 2021
Deseos
Historias de Cornejo
Alrededor de la ermita se encuentran unas pilas funerarias, hoy, son bebederos de animales. Cerca la charca invadida por familias de ranas, que en las noches de verano, les cantan a los que allí tienen su morada.
Marisa, cada año lleva una rosa que deposita encima de la tierra, donde descansa su amor truncado.
Antonio, cada día va al supermercado donde trabaja Marisa.
Un día se le cayó la bolsa regando todos los productos por el suelo, Marisa le prestó su ayuda. Al estar más cerca, una de las veces coincidieron sus manos, Marisa las apartó ruborizada. Un día Antonio la invitó a ir su casa de campo
Cada día Antonio pensaba – quizás ¡hoy, pero nada! Ese fin de semana fue a buscarla, y al llegar al campo dieron un largo paseo.
Iba decidido a dar el paso. Al entrar en la casa contempló la gran estancia triste y sombría. La chimenea iba consumiendo leños, tras leños, a merced de las llamas. Alrededor, los asientos, eran troncos de árboles.
Subió la escalera, para llegar al piso de arriba, con mucho cuidado al comprobar que los peldaños de madera estaban gastados.
Al llegar al primer piso se encontró una sala sin puerta, entrando en ella sintiendo la frialdad de la primera planta.
En esta se encuentra una mesa pequeña y alrededor un tresillo de Enea acompañado de unas sillas del mismo material, un baúl y a la derecha, una ventana pequeña que recibe la luz de la calle. Desde ella se ve el molino que fue destruido por una bomba en la guerra civil española.
Allí quedaron sus canterías apoyadas entre sí formando, un mosaico de preciosas piedras, algunas se negaron a rendirse, y seguían erguidas desafiando el horror vivido. Al fondo, el regato.
Seguida de la estancia, una habitación con dos camas de forja negra y colchones altos.
La mesilla alta de madera negra. En el estante de abajo, un orinal de pedernal.
En medio de la habitación, entre cama y cama, una cuerda de pared a pared, de la que cuelga una sábana.
Antonio, se sentó en la cama y esperó a que llegara Marisa, mientras se iba quitando la ropa, y al llegar Marisa y verlo, se puso tan nerviosa que se marchó con rapidez.
Antonio antes del cuadro vivido fue en su búsqueda y bajando la escalera, vio una hoz colgada en la pared con varios aperos de labranza, la descolgó y llegar al huerto de flor, ve a Marisa sentada en el banco de piedra.
Joaquina Cqmpón.
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