Cinco
de la tarde mes de noviembre, la noche arropada en su manto negro da salto a la
oscuridad.
Jacinta
envuelta en su atuendo negro trabaja para los suyos.
Fue
al salón y llamando a la puerta le contesta Adolfo –pase Jacinta. -Buenas
noches señorito, ¿Le traigo la cena?, sí haga el favor.
Jacinta
le lleva salmón, ensalada de lechuga y
queso blanco con membrillo. ¡Jacinta, márchese luego llevo la bandeja a
la cocina!
¡Hasta
mañana señorito! De regreso a casa caminando por la Calle Ancha, Plazuela de
Las Claras y entrando en la C/ Cornudilla, allí en el número 14, vivía su tía
Herminia, cuando llegó estaba en la ventana esperando.
Le
entregó la bolsa y aligeró el camino a casa.
Al
pasar por la puerta de San Juan se santigua para dar gracias a Dios.
En
el jardín de esa plazuela unos chicos se reían escuchando música, al pasar Pedro
el más atrevido la para, ¿alto, dónde va a estas horas? –Voy a mí casa allí me espera
la familia, ¿qué lleva en la cesta? –Llevo unos trozos de pan que sobraron ayer.
¡Qué me está contando!, ¡el pan duro, cuando por tus manos pasa el blando!, - el
blando se lo dejo al señorito, ¡Vamos hacer una cosa! Desde mañana la voy a esperar
aquí y le revisaré la cesta ¡Pero como vuelva a encontrar pan duro!.. ¡Toma una
peseta y márchate.
Jacinta
camina rápido hasta llegar a casa.
La
abuela Consuelo y Juan “su hijo” al llegar la rodean con un fuerte abrazo. Juan
le pregunta ¿Qué me traes hoy Mami? Jacinta se quita la enagua negra que lleva puesta
y dándole la vuelta en los bolsillos empieza a sacar, aceite en una botella, garbanzos,
arroz, judías y unos trozos de queso.
Jacinta
decía.
¡En
aquella alacena no se puede quedar tanta comida y en!..
Buenas tardes amigos.
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