Llueve
Esta
mañana he ido a dar un abrazo a mis padres, pero el Campo Santo estaba vacío.
Allí al
encuentro con ellos hemos charlado del más allá. Del tiempo que llevamos sin
vernos, mamá lloraba y consolándola de dije, no te preocupes ya queda menos.
Las
cortinas de agua no cesan, las calles parecen regatos.
Los nichos
están como la patena, el agua ha limpiado hasta los ramos viejos y feos, los
bonitos brillan por si solos.
¡Pero que
les importa a nuestros antepasados como es el ramo¡, a ellos solo les gusta,
vernos a su alrededor rezando y contando cómo está la familia.
Un fuerte abrazo
a todos los que nos dejaron.
2-11-2015
Joaqui.
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