25 pesetas
Antonia se ganó el respeto
y la confianza de los jefes, demostrando desde el primer momento que limpiaba a
conciencia. La entrada del cine brillaba desde lejos.
Esa mañana,
Antonia estaba en el patio de butacas barriendo entre las filas de estas.
Era un
trabajo penoso, pues los clientes están contentos comiendo en el cine,
Palomitas, pipas y demás chucherías. Pero si supieran el trabajo que generan,
quizás lo pensarían. Pero bueno, no venimos aquí a dar lecciones de Educación Cívica.
Antonia fue
llamada por su jefe. Delates de él en el despacho, Dº, Francisco, buenos días
Antonia. ¿Meditó Ud., lo de ayer? Sí, pero primero hablemos del sueldo. ¡Cierto!,
le pagaré 25, pesetas por noche, para Ud., y para su hija lo mismo.
Después de
pensar un rato, dijo.
No señor, yo
por 25, pesetas, no salgo de casa y menos, por la noche. –Año 1963-.
Dº,
Francisco, dijo… Bueno, le pagaré 100 pesetas para Ud., y lo mismo para su
hija, solo por cuidar el guardarropa de los artistas.
Antonia
meditó despacio, buenos días Dº, Francisco, mañana le traigo la respuesta.
Saliendo del
despacho e incorporan se a su trabajo.
Ese viernes
Antonia barrió con ganas la sala de butacas.
28- 10- 2014-
Joaqui.