miércoles, 12 de septiembre de 2012

DESILUSIÓN

Desilusión
El día dieciséis de enero. Mi madre estaba limpiando la cocina (esto lo comentó muchas veces) pero yo no tenía intenciones de esperar, así tuvo que aparcar la limpieza y llamar a la señora Justa (vecina nuestra) vino la comadrona y a mamá solo le dio tiempo de acostarse.
 Allí nací, un dio frió y ventoso. Mamá no ha tenido problemas con el nacimiento de sus hijos, cuando llegaba  Paquita (la comadrona) siempre iba en taxi y le decía al conductor, esperarme que enseguida salgo. Paquita ya conocía los partos de mamá.
Fueron pasando los meses. Antonia siempre ha criado a sus hijos dándoles el pecho, pasando el tiempo hasta que tenía el próximo.
Así cuando llegabas el nuevo ser,(normalmente) a los dos años, te privaban de esta comida, un buen día cuando estaba jugando en la calle, entré a coger un rato la ubre, y mamá me paró en seco diciendo, DONDE VAS, me quedé quieta mirando a mi madre, y algo que escondía entre sus brazos, de pronto, entre las toallas salieron unos brazos pequeños y me daban manotazos en la cabeza, Antonia cogió unas bolas que estaban encima de la mesa, y untándose en un líquido  me puso la bola en la boca, y dijo. Desde hoy esta será tu teta, habiendo nacido tu hermana, para las dos no hay leche, me eche a llorar, pero mamá dijo, ala, vete a la calle con tu hermana la mayor, y no entres hasta la hora de comer.
Me puso en la boca una muñequilla de trapo con miga de pan dentro,  atadas con hilos y untando en azúcar esto eran los chupes de nuestra niñez.
                                           8-9-2012, Joaquina Campón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario