martes, 18 de septiembre de 2012

DIAMANTES DESAPARECIDOS

DIAMANTES DESAPARECIDOS


Marichu se levantó una mañana del mes de mayo. Durmió intranquila.
Su hija Imelda le había comentado la noche antes su intención de ir a buscar trabajo a El Paso.

-        No te preocupes, mamita, vendré a dormir todas las noches.

Marichu intentó por todos los medios que no se fuera. Era preferible tener menos dinero y permanecer junto a los suyos.

Imelda no la escuchaba. Tenía decidido su desplazamiento a la ciudad.

Marichu le preparó el almuerzo: la fiambrera con los platillos rellenos de fruta y miel acompañados con una tortilla de chorizo y, después de tomarse un vaso de Cacao, Imelda salió camino del nuevo destino.

Iba contenta. Cogió el camino de la parada de la camioneta. Allí estaban sus amigas y futuras compañeras de trabajo.

Marichu la acompañó y, cuando se despidió de ella, sus lágrimas inundaron su rostro. Volvió a casa y atendió al resto de la familia

Imelda llegó al lugar de trabajo, la maquilera. No tuvo problemas para ser contratada. Admitían a cualquiera que se ofreciera a trabajar por unos cuantos pesos. A las chicas que venían de Ciudad Juárez solo les pagaban el 10% del salario base. El trabajo era tan duro que no daba tiempo a pensar.

Pasados unos meses Imelda y algunas de sus compañeras decidieron buscar trabajo en otra parte.

En un casino-hotel cercano contrataron a Imelda y Sagrario para trabajar en la limpieza. Pero la belleza de Imelda no pasó desapercibida para el dueño del hotel que la conquistó consiguiendo su propósito. La llevó a sus dependencias. Imelda solo salía para entretener a los clientes mientras jugaban en el casino. Allí dejaban sus fortunas y si les quedaba algo, lo gastaban en la habitación de la joven muchacha.
Este fue el trabajo que encontró gracias a su belleza. Con un poco de suerte seguirá viviendo mientras dure su encanto.

Esta noche Imelda no ha llegado aún. Para Marichu, la espera se convierte en un calvario. Tras poner una denuncia en comisaría solo le queda rezar y llorar.

Cada noche Marichu va a la parada de la camioneta para esperar a su hija que nunca llega. Tristemente no está sola. Comparte su dolor junto a otras familias que viven la misma amargura. Antes del toque de queda, recorren las calles llamando la atención en las inmediaciones de las dependencias de la policía. Ellas solo quieren que se haga justicia y que sus hijas vuelvan.

A Ciudad Juárez le queda mucho camino por recorrer hasta que todos encuentren la paz. La multitud de denuncias provoca el apoyo de otros pueblos del mundo.
Según las costumbres mexicanas, el 1 y el 2 de noviembre los familiares llevan a la tumba de sus muertos las comidas que más le gustaban en vida. Ellos creen que por la noche salen a comer.

Marichu piensa que ella no llegará a eso. Su esperanza es ver a su hija, su precioso diamante, y olvidar la angustia vivida durante su ausencia.

A Marichu le gustaría sentarse en el porche con Imelda y disfrutar del nuevo día tomando un café y ver salir el Astro Rey subir a las alturas. Lo bebería a sorbos cortos sin importar su amargor.
¡Sueños de una madre!
                                                                
  16-8-2012.     Joaquina Campón.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

DESILUSIÓN

Desilusión
El día dieciséis de enero. Mi madre estaba limpiando la cocina (esto lo comentó muchas veces) pero yo no tenía intenciones de esperar, así tuvo que aparcar la limpieza y llamar a la señora Justa (vecina nuestra) vino la comadrona y a mamá solo le dio tiempo de acostarse.
 Allí nací, un dio frió y ventoso. Mamá no ha tenido problemas con el nacimiento de sus hijos, cuando llegaba  Paquita (la comadrona) siempre iba en taxi y le decía al conductor, esperarme que enseguida salgo. Paquita ya conocía los partos de mamá.
Fueron pasando los meses. Antonia siempre ha criado a sus hijos dándoles el pecho, pasando el tiempo hasta que tenía el próximo.
Así cuando llegabas el nuevo ser,(normalmente) a los dos años, te privaban de esta comida, un buen día cuando estaba jugando en la calle, entré a coger un rato la ubre, y mamá me paró en seco diciendo, DONDE VAS, me quedé quieta mirando a mi madre, y algo que escondía entre sus brazos, de pronto, entre las toallas salieron unos brazos pequeños y me daban manotazos en la cabeza, Antonia cogió unas bolas que estaban encima de la mesa, y untándose en un líquido  me puso la bola en la boca, y dijo. Desde hoy esta será tu teta, habiendo nacido tu hermana, para las dos no hay leche, me eche a llorar, pero mamá dijo, ala, vete a la calle con tu hermana la mayor, y no entres hasta la hora de comer.
Me puso en la boca una muñequilla de trapo con miga de pan dentro,  atadas con hilos y untando en azúcar esto eran los chupes de nuestra niñez.
                                           8-9-2012, Joaquina Campón.

DÍAS GRISES

DIAS GRISES
Siete de la mañana, del mes de junio. El desayuno en el campo es mejor al aire libre. Hace frió, las nubes pasan sin parar, atravesando el monte de La Sierra de la Mosca.
Por los Riscos en lo alto de las nubes, van al trote una partida de caballos, el viento fuerte del Oeste, los arrastra para llevarlo detrás de esto.
Por el Sur, grandes nubarrones vienen pasando por las Sierra de San Pedro, casi no dejan ver sus hermosos picos. Una nube blanquecina, tapa la Sierra de Montanchez.
El viento zumba los árboles, dejando las encinas tambaleándose.
En el aire la Morera en su cima, baila para no perder la música, que es acompañada por el viento esta mañana fría de Junio. Por San Pedro se ve una cortina de lluvia, los relámpagos caen con furia, estrellándose entre las encinas que cubren la sierra.
 Por el salientes  asoma el Arco Iris, abrazando con su arco, la Sierra de la Mosca, Montánchez y San Pedro, se abrazan en la distancia consiguiendo estar unidas.
Por el Oeste, va clareando se deja ver tímidamente, y entre las nubes, una manada de borregos, va en busca de los caballos, pero nunca los alcanzarán, el viento por mucho que los acerque, los caballos ya están lejos.
                          2-6-2012.   Joaquina campón.