Tus manos acariciaban mi cuerpo, una sensación de placer corría por mis venas.
Las caricias seguidas y suaves, hacían soñar el momento del amor. La música sonaba lenta, llenando el espacio que dejaban nuestros cuerpos.
Así iban pasando las horas, en ese momento llamó mi mujer, ¡era demasiado bonito! Y con ella se esfumó nuestro encuentro.
11-2-2012, Joaquina Campón.
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